Por Jennifer Hartkopf

Desde 2004, en Argentina la ley 25.929 establece los derechos de padres e hijos durante el proceso de nacimiento. La norma ordena una serie de premisas que la salud pública y privada deben tener en cuenta a la hora del parto. Entre ellas evitar prácticas invasivas así como el suministro de medicación innecesaria, e informar sobre las diferentes intervenciones médicas y, ante todo, la posibilidad de que la parturienta pueda participar en la toman de decisiones.

En el marco de la Semana Mundial del Parto Respetado, Carla Souza y Marina Ulloa, ambas integrantes del Grupo Lleken «Dar a Luz» (acompañamiento consciente y amoroso del embarazo, parto, puerperio, lactancia), y al mismo tiempo doulas y formadoras de doulas (acompañamiento emocional de embarazadas) dialogaron con Conclusión sobre la importancia que tiene «respetar los tiempos de la mamá y del bebé, respetar los tiempos fisiológicos que necesita cada uno y los deseos, decisiones y necesidades de cada mujer durante un embarazo».

Con voz suave y serena, Souza se refirió al parto respetado y destacó: «Un bebé solamente nace una vez, lo que buscamos es que esa vez sea lo más amorosa posible».

«Una que trata de traer un hijo al mundo de una manera más amorosa, más respetada, tiene visión a futuro, porque hablamos de generaciones que van a tener más amor, relaciones respetuosas», agrega Ulloa con su pequeño sobre la falda, que se entretiene dibujando mientras ‘mamá responde’.

En ese sentido, Souza hizo hincapié en el hecho de que «la información es poder, permite que cada mujer pueda decidir» y no tardó en reflexionar: «Vivimos en un mundo de violencia, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos vemos eso en los medios de comunicación, por eso creemos en las palabras del médico francés Michel Odent, ‘para cambiar el mundo hay que cambiar la forma de nacer’«.

Consultada sobre las posibles formas de violencia en un parto, la especialista fue contundente: «Tenemos violencia desde el minuto cero porque nos alejan de nuestra mamá, nos pinchan, nos bañan, y no necesitamos eso, necesitamos el contacto con mamá que es la persona que nos cuidó, anidó y alimentó durante 9 meses».

«Los médicos tienen una rutina y estamos tratando de que la modifiquen para que los tiempos fisiológicos sean respetados. No necesariamente después de un nacimiento es necesario llevar al bebé a hacer los controles de rutina, podría estar en contacto primero con la madre, que es algo muy importante», dijo enseguida.

Luego explicó que «no estamos en contra de los médicos, sino a favor de los derechos de las mujeres, y de sus familias».

Al respecto, ambas se refirieron a la ley 25.929, vigente desde el año 2015, donde existe un ‘plan de parto’, que es un «documento donde puede plasmar todo lo que ella quiere para el trabajo de parto y el post parto».

«La información empodera a la mujer, hace que una pueda decidir qué es lo mejor para ese nacimiento, para ese bebé, para esa familia. Porque muchas mujeres cuando caen en cuenta cómo fue su parto, empiezan a tener algunos ‘sinsabores’ en los que piensan ‘yo podría haber hecho tal o cual cosa’, se arrepiente de no haber podido tomar la decisión en el momento adecuado», apuntan.

Asimismo, Souza indicó que «si una mujer llega con dudas y miedos al parto habilita al profesional a operar según sus convicciones sin tener, muchas veces, el consentimiento de la mujer» a lo que Ulloa amplió: «Uno cuando entra a una institución, sin estar bien informada, suelen hacerse intervenciones innecesarias las cuales derivan en más intervenciones, es decir que cada intervención que hace el médico deriva en otras intervenciones«.

«El parto respetado lo que busca es evitar todo tipo de intervenciones médicas, herramientas o maniobras, a no ser que sean estrictamente necesarias. Un parto respetado no es un parto sin asistencia médica, cualquier emergencia que surja, sea en el domicilio o en una institución, tiene que estar igualmente cubierta y se trabaja en conjunto con los profesionales», remarcó Ulloa.

Ser doula

«El rol de doula parte de hacer un acompañamiento, sobre todo emocional, a la mujer y a la familia en general. Colaborar con la familia, especialmente con la mujer para atravesar el embarazo, el parto y también el post parto, de forma más armónica», dijo Sofía Príncipe, doula y asesora en portabebés ergonómicos a Conclusión.

El trabajo arranca con el embarazo, brindándole a la mujer toda la información que necesita para que «sea más llevadero». «Buscamos que la mujer se sienta acompañada, porque muchas veces no tiene alguna compañía femenina para ayudarla», detalló Príncipe.

«Una mujer cuando está segura, puede parir. Cuando una mujer se siente insegura, empiezan a funcionar hormonas como la adrenalina que la ponen en alerta y lo que necesita es estar tranquila, no en alerta», ejemplificó Souza.

«El trabajo de doula no termina en el parto, sino que también implica ayuda en la lactancia materna, en la casa, según la necesidad de cada familia», dijo Ulloa y añadió: «Una de nuestras funciones principales es que no se interfiera con esa mujer, tiene que estar en un estado instintivo, debemos tratar de que nada la saque de su estado de concentración y conexión con su bebé que está por venir al mundo».

Finalmente expresaron: «Cada mujer es la mejor mamá para su bebé, nuestro rol es de acompañamiento, tanto en el trabajo físico como en el emocional».

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