El caso es emblemático, por sus características y por el tiempo que lleva el proceso. Edgardo Degiovanni asesinó a su esposa Nora Cardo en la mañana del 13 de diciembre de 1991. Fue condenado a 13 años de prisión que cumplió hasta el último día y cuando salió en libertad fue directo a internarse en el psiquiátrico de Oliveros donde permanece hasta hoy.

Pero el fin de la vida de Nora, dio comienzo a otra historia que se escribe hasta hoy, luego de 25 años y no logra imprimir un punto final. Es que las hijas, que por entonces tenían 7 y 9 años quedaron a cargo de un curador (administrador de los bienes) quien a su vez tenía la tutela de las menores.

El curador en cuestión es el tío de las nenas, hoy mujeres adultas. Se trata de Adalberto Degiovanni, hermano del homicida, quien hasta el momento no realizó la rendición de cuentas de los bienes que debió administrar pero a su vez, “estos bienes no existen, desaparecieron en el aire” apuntó la abogada que las representa, Andrea Arcangeli, sobre la causa de los bienes de las hijas de la víctima.

Por otra parte, el único bien que quedó en pie, es la casa donde residía la familia antes de la tragedia. Para poder continuar con el proceso civil y poder disponer del único bien con el que cuentan las chicas, es necesario nombrar un curador al padre.

Con este fin y a pedido de Arcángeli, el viernes pasado se realizó una junta médica para evaluar el estado de salud mental del homicida, ya que es una persona de 75 años y además cuenta con antecedentes de trastornos que afectan su capacidad.

En diálogo con Conclusión, el médico forense Gustavo Mancini, uno de los integrantes de la junta médica brindó detalles sobre el estado de Edgardo Degiovanni.

El profesional aclaró que “la junta médica fue a solicitud de las partes para solicitar la insania, (restricción a la capacidad)”.

La pericia se realizó “con un gabinete interdisciplinario, con gente de la salud mental de la provincia y el médico forense (Mancini) de la jurisdicción que asienta el domicilio de la persona”, indicó Mancini.

“El fundamento es evaluar periódicamente el estado del paciente ya que este hombre tiene antecedentes psiquiátricos con diagnóstico de psicosis crónica, con algunos episodios de agudización. La psicosis es una patología mental en la cual existen momentos en los cuales la persona no tiene conciencia de la enfermedad y tiene brotes psicóticos de excitación o agresividad”, explicó el profesional.

“En este momento este hombre está compensado desde hace mucho tiempo porque está internado en una institución psiquiátrica, donde lo tienen controlado”, profundizó MAncini.

En cuanto a la finalidad de la pericia, si bien no es su área la legal explicó que “ahora se suscitó este tema patrimonial ya que este hombre tiene sus bienes y hay una situación litigiosa con la familia, con las hijas y con el hermano, con quien tenía un negocio en común”.

En este sentido aclaró que “esta misma patología hizo que tuviera situaciones enfrentadas con su familia, primero con el hermano por cuestiones comerciales y con las hijas por todo los hechos de público conocimiento, como fue el asesinato de su esposa”.

Como consecuencia de todos estos hechos, aclaró el forense “se han roto los lazos sentimentales, prácticamente está solo, no tiene dónde ir inclusive se internó sólo en el psiquiátrico de oliveros porque no tiene donde ir. La postura del psiquiátrico de Oliveros no es  cronificar las internaciones, pero como el paciente no se quiere ir, queda internado por una cuestión más humanitaria que psiquiátrica”, se explayó.

En este marco, el médico forense explicó que “en realidad la patología de él siendo controlada y medicada podría haber estado en otro lado pero no tiene lazos sentimentales con nadie, no tiene dónde vivir”.

En cuanto a la salud mental del hombre de 75 años indicó que “tiene un deterioro cognitivo y mental muy deteriorado y no tiene uso pleno de sus facultades, con lo que claramente va a necesitar de una tercera persona que tome decisiones patrimoniales por él hasta el día que se muera”, adelantó.

En relación al asesinato de su esposa y los problemas psiquiátricos que presenta Degiovanni el profesional indicó que “fue un homicidio agravado por el vínculo. Él tiene una estructura psicopática en la cual hay momentos en que la persona no tiene conciencia de su problema y vive en un mundo irreal. Inclusive en las distintas entrevistas, él nunca tuvo arrepentimiento de los hechos,  o sea que hizo una especie de delirio de posesión con la mujer que él mismo lo confirma y me confío en su momento que si no era para él no podía ser para nadie”.

En este sentido, el médico explicó que “era una actitud de tipo posesiva que está vinculado precisamente con un cuadro psicótico y también con estigmas de ideas fijas que circulan por la mente y que no se pueden manejar”.

De todos modos, señaló el forense “en este momento no es peligroso para otras personas, para nada, porque está muy deteriorado físicamente y mentalmente. Tampoco en este momento se transforma en una persona peligrosa porque está medicado y está en un pabellón especial para gente años o con problemas más severos, es decir que tiene un control más estricto. No lo dejan salir solo al patio, por ejemplo, porque tiene muchos problemas para movilizarse y tienen miedo que se caiga o que se pierda.” Y agregó que “tampoco es peligroso para sí mismo, porque no tiene antecedentes de autolesión o de intento de suicidio”, concluyó.

Tras 25 años de proceso civil finalmente parece haber una luz al final del túnel que lleve un poco de paz a las únicas sobrevivientes de este emblemático caso ocurrido en Venado Tuerto.

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