Por Belén Corvalán 

A nivel mundial se ha dado un incremento en la ingesta de alimentos hipercalóricos ricos en grasa, sal y azúcares. Estos malos hábitos alimenticios, sumado a determinados estilos de vida poco saludables caracterizados por sedentarismo y ausencia de actividad física, colaboran a un mayor índice de sobrepeso y obesidad en la población.

«Esto se debe a que han cambiado los estilos de vida. Cada vez la rutina se ve más arraigada al trabajo, y hay menos tiempo de descanso para dedicarse a uno mismo y hacer actividad física o algo recreativo al aire libre. También influye que los alimentos de calidad son caros, y la comida que más rápido tenemos disponible es la de mayor facilidad y generalmente es rica en hidratos de carbono, grasas y azúcares”, expresó Diego Awruch, médico cirujano del Sanatorio Británico de Rosario, con una amplia formación en cirugía de obesidad, que incluye un Posgrado en la Universidad Católica de Chile, y que actualmente forma parte de una  investigación clínica en obesidad y diabetes junto a una compañía de los Estados Unidos.

En la Argentina hay un gran número de obesidad, inclusive el nivel es más alto de lo que se piensa, señaló Awruch en declaraciones a Conclusión. “Más del 50% de la población de la Argentina tiene sobrepeso, es decir, un peso superior a lo normal”, destacó. Y añadió: “Somos el tercer país de América con el índice más alto en obesidad, después de Estados Unidos y México”.

Hoy en día la obesidad está declarada como una enfermedad por sí misma. “Tener obesidad, es tener una enfermedad. Esta tiene una genética multifactorial, por eso es tan difícil tratarla. Hay genética favorable para ser obeso”, declaró el profesional. Sin embargo, a esta tendencia genética, se le suman las malas costumbres heredadas, por ejemplo cuando el desayuno no existe o es excesivo, o cuando los plazos sin comer no son los adecuados, “toda esa “herencia de hábitos” también contribuyen al desarrollo de obesidad” explicó.

La expectativa de vida en pacientes obesos está disminuida de un 10% a un 15% ,es decir, que tienen de 12 a 14 años menos de expectativa de vida, “uno no ve caminando una persona en la calle de ochenta años con 150 kilos”. Esto se debe a que si bien la obesidad es una enfermedad en sí misma, trae aparejada múltiples enfermedades consecuencia de ése excedido sobrepeso, algunas de estas es la diabetes, «que hoy en día mata más gente que el VIH» declaró el médico. Por otro lado, cuando la obesidad es severa hay una mayor incidencia de tumores, o hay mayores riesgos de que se pueda producir una insuficiencia hepática “esto es producto de que la grasa se acumula en el hígado, luego lo inflama, y se cicatriza. Esa cicatrización hace que el hígado no funcione como debería, y en un plazo de 20 a 30 años el paciente puede tener insuficiencia hepática severa producto de la obesidad”, explicó Awruch.

De todas las enfermedades consecuencia del sobrepeso, el especialista indicó que “la primera causa por mortalidad en personas obesas son las fallas cardiovasculares  “el corazón todos los días de su vida trabaja el triple de lo que debería trabajar”.

Dada la complejidad de la obesidad y todo lo que conlleva, esta debe ser abordada desde un campo multidisciplinar donde todas las áreas trabajen en conjunto. El «Centro de obesidad» del Sanatorio Británico en donde trabaja el Dr. Diego Awruch cuenta con un amplio equipo en el que cada uno aporta desde su área, en cirugía: el Dr.Marcolini, y Dr.Tioni, clínicos: Dr. Marino, Dra. Mariño, Dra.Cruset, y Dra. Bonino, en el área de nutrición Lic. Bonzi, Lic. Capello, Lic. Carrillo, y Lic. Martín, psicólogas: sic. Scotta, sic. Antinori, sic.Schmuckler, quinesiologo Lic. Miguel.“Nosotros como Centro de Tratamiento creemos que a la obesidad hay que tratarla. Dentro de todas esas opciones de tratamiento se encuentra la cirugía. Lo cual no significa que todos los pacientes se la hagan” explicó el médico, y luego añadió: “la idea primero es hacer una evaluación, y a partir de ello ver si el paciente puede tener un buen resultado con un tratamiento médico de nutrición, o si debido a su obesidad severa va a ir a una cirugía como opción probable de tratamiento”.

El índice de masa corporal es un indicador que se utiliza para determinar si el paciente presenta el peso apropiado o no. Este se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos sobre la altura elevada al cuadrado en metros; ese resultado según la escala, hasta 25 se considera que el peso es normal. De 25 a 30 ya es de una persona que tiene sobrepeso, y más de 30 ya se está hablando de obesidad.

“Por encima de 40 ya estamos hablando de obesidad mórbida, y es ahí donde la cirugía comienza a aparecer como una opción de tratamiento”, destacó el Dr. Awruch.

“Tiene tantas aristas, que el tratamiento solo no funciona, la medicación sola tampoco, y la cirugía sola tampoco, es todo parte de un proceso integral”, por esta razón el equipo está compuesto por un conjunto de profesionales, desde médicos clínicos dedicados a obesidad, nutricionistas, psicólogos, quinesiólogos, y cirujanos, “de ésa manera entendemos que debe ser tratada la obesidad, por gente que hace lo que sabe hacer, cada uno desde su área. Enfocando en esta enfermedad tan compleja”.

Para la gente que presenta un sobrepeso de entre 10 y 12 kilos, llevando a cabo un buen tratamiento nutricional y un cambio de hábitos se puede lograr descender el exceso de peso y mantenerlo en el tiempo, explicó.  “Sin embargo para un paciente que pasó el índice de masa de 40 la probabilidad de volver a un peso normal, sin una cirugía, y mantenerlo en el tiempo, que es una de las cosas más complicadas, es muy difícil”, aseguró, “bajo un tratamiento médico muy intenso y un control estricto, se pueden bajar los kilos de más, el tema es que en el plazo de cinco a diez años, todos recuperan el 90% del peso”.

Hoy por hoy la cirugía está indicada en un paciente que tiene un índice de masa corporal superior a 40, o superior a 35 con enfermedades asociadas como diabetes, hipertensión arterial,  hipercolesterol, etc. Una persona con menos índice no puede acceder a una cirugía dentro de la Ley de obesidad, en la Argentina.

La consulta por primera vez consiste en una entrevista con el cirujano en la que se realiza un examen físico exhaustivo para el cálculo de masa de índice corporal, y disparar una batería de exámenes, los cuales reflejarán como está la persona por dentro, una vez realizado los estudios, el paciente comienza un largo proceso de adaptación para estar preparado para la intervención quirúrgica a la que se expondrá, y a todos los cambios a los que se verá expuestos.

Dentro de las cirugías bariátricas existen tres procedimientos quirúrgicos, dos de ellos presentan mejores resultados que el otro.

La banda gástrica o mejor conocido por la gente como el cinturón gástrico es una de las técnicas existentes, pero actualmente  ya casi no se emplea en nuestro país, pero aún continúa vigente a nivel mundial. La intervención consiste en la colocación de una especie de cinturón en la parte alta del estómago con el fin de limitar la cantidad de ingesta. Actualmente es uno de los procedimientos que se dejó de hacer ya que los resultados no son los esperados.

Otra de las técnicas,  es el bypass gástrico, esta lleva más de 50 años en el ámbito de la salud, “no es una cirugía nueva. Pasa que en la Argentina se escucha más este último tiempo a partir de que en el 2009 se aprobó la ley de obesidad y las obras sociales comenzaron a cubrir la obesidad como enfermedad”.

Esta consiste en una microcirugía entre cinco y seis incisiones en la piel, de 5 mm a 1 cm. La internación se estima que es de 36 horas. Con una duración entre una hora y media, y dos.

Como su mismo nombre lo dice, la intervención consiste en “baypassear”, o “puentear”, es decir, esquivar gran parte del estómago, y del intestino delgado y generar un nuevo estómago, muy pequeño, conectado a un segmento del intestino, explicó el doctor. De esta manera, la comida no pasa más por el 90% del estómago, ni por los primeros segmentos del intestino delgado, y se deposita muy lejos,  “esto genera que el paciente tenga restricción porque ahora su estómago es mucho más chico, y la conexión con el intestino también la hacemos pequeña para que tenga saciedad”.

Una vez efectuada la cirugía el paciente se va a llenar con muy poca cantidad de comida, de la que no va a vaciarse inmediatamente porque la unión es pequeña, “van a comer más veces al día, en menor cantidad”.

Durante la etapa posoperatoria el paciente deberá someterse a una dieta rigurosa, pero pasados los seis meses ya puede comer de todo, en poca cantidad, muchas veces al día.

En el caso de la manga gástrica, otra de las técnicas utilizadas, ya lleva unos 15 años en el mundo, es un procedimiento relativamente  nuevo. Este consiste en resecar el 80% del estómago, por lo tanto lo que se reduce es el volumen del estómago únicamente. Toda la intervención dura entre hora, hora y media. Y la evolución del pos operatorio es la misma que en el baypass gástrico.

En el caso de la diabetes los efectos son inmediatos, ya que prácticamente a la semana se puede observar la mejoría del paciente quien a muy pocos días de la intervención ya pueden estar sin medicación, que también es posible gracias a la dieta. Tal es así que hoy la Federación Internacional de Diabetes pone al baypass gástrico dentro de sus opciones de tratamiento en pacientes que no son tan obesos y que son diabéticos.

Posteriormente a la cirugía los resultados en el peso son muy variables, según indicó el médico esta suele ser una de las preguntas más frecuentes por quienes se operan, “en general uno le dice al paciente que la evaluación final de cuanto uno va a descender, se va a dar entre el año, año y medio del pos operatorio”.  Transcurrido ese tiempo, es el momento en el que uno alcanza el máximo descenso y el peso se estabiliza, de todas formas los cambios son inmediatos.

Durante los primeros días del post operatorio deben realizar una dieta líquida, a la que luego se le incorpora lácteos, y suplementos proteicos vitamínicos, hasta las dos semanas que luego se empieza con etapas de alimentación procesada, para posteriormente  llevarlos a una dieta completamente normal.

El éxito o fracaso de la operación depende tanto de cuestiones técnicas, como de cuestiones de conducta y hábitos. Hay un gran porcentaje que indica que los resultados son muy buenos, “el éxito medido a cinco años plazos son por encima del 80%, es decir, que más del 80% de la gente mejora mucho en cuestión de peso, y lo que es lo más importante es que mejoran las enfermedades asociadas, sobre todo la diabetes, que es la mayor mejoría que podemos observar”, indicó el especialista.

Sin embargo cuando no funciona y los kilos bajados se vuelven a ganar, en el mayor de los casos el sedentarismo vuelve a ser la principal causa de fracaso, y por el otro lado, las conductas alimentarias, “la mayor recaída de peso, en general se produce después de los dos años, es ahí cuando empiezan alterarse las conductas que los habían llevado a tener buenos resultados”, explicó el doctor Awruch. Es necesario entender la obesidad como una enfermedad crónica que requiere de todo un proceso que lleva años, “primero entrenarse antes de la cirugía, para empezar a practicar como va a ser el post operatorio”.

“Se estima que en el mundo llegamos a operar al 1% de la gente que necesitaría una cirugía bariátrica”, expresó Awruch, y añadió “con esto quiero decir que el impacto de la cirugía en el total de la población es bajo. Al que le toca es buenísimo, porque a esa persona realmente le cambia la vida, muchos diabéticos dejan de tomar medicación, y a nosotros como cirujanos y equipo médico nos da una alegría enorme. Hay gente que habla de un “renacer”, en un volver a encontrarse con ellos mismos, con cómo eran ellos hace quince años atrás», finalizó.