El fiscal Fabio Di Pasquale llegó desde Milán los últimos días de octubre. El 1º de noviembre, el funcionario italiano se reunió con la juez María Servini de Cubría y los fiscales Gerardo Pollicita y Eduardo Taiano para pedirles que la Justicia argentina ordene las medidas que el Ministerio Público de Milán había solicitado vía exhorto hace un mes: la citación a declaración indagatoria del dueño de Techint, Paolo Rocca.

Solicitó además el secuestro de correos electrónicos y registros de llamadas del empresario y los miembros de la cúpula de la compañía, investigados por el supuesto pago de sobornos a funcionarios brasileños de Petrobras.

La reunión se tornó tensa. El fiscal italiano insistió en que se ejecutaran las medidas ese día. Pero se fue con las manos vacías. Buscaba obtener más pruebas para terminar la investigación que halló un vínculo entre Techint, sociedades offshore y cuentas en Suiza que se utilizaron para coimas.

La Justicia italiana viene investigando los movimientos de Techint, especialmente de Tenaris, su fabricante de caños de aceros, y su subsidiaria en Brasil: Confab. Paolo Rocca es ítalo-argentino y tiene fuertes vínculos con ese país. Pero el comando operativo del universo Techint está en Buenos Aires.