El papa Francisco afirmó hoy que «un grupito de individuos no puede controlar los recursos de medio mundo»; al tiempo que pidió «acoger, proteger, promover e integrar» a los migrantes en un contexto en el que se vive «el mayor movimiento de personas de todos los tiempos».

«Ya no son sostenibles las inaceptables desigualdades económicas que impiden poner en práctica el principio del destino universal de los bienes de la tierra. No puede un grupito de individuos controlar los recursos de medio mundo«, criticó el Pontífice este martes durante un encuentro con participantes del Foro Internacional «Paz y Migraciones».

«No puede ser que personas y pueblos enteros solo tengan derecho a llevarse las migajas. Y ninguno puede sentirse y aliviado de los imperativos morales que se derivan de la corresponsabilidad en la gestión del planeta, una responsabilidad compartida reafirmada en varias ocasiones por la comunidad política internacional», pidió el Obispo de Roma, al inaugurar el encuentro que lleva como lema «Integración y desarrollo: de la reacción a la acción».

En ese marco, el Pontífice afirmó que «el inicio de este tercer milenio está fuertemente caracterizado por movimientos migratorios que, en términos de origen, tránsito y destino, involucran prácticamente a cada parte de la tierra», describió durante el mensaje que dio en la Sala Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano.

«Lamentablemente, en gran parte de los casos se trata de movimientos forzados, causados por conflictos, desastres naturales, persecuciones, cambio climático, violencias, pobreza extrema y condiciones de vida indigna», denunció.

«Los flujos migratorios contemporáneos constituyen el más vasto movimiento de personas, si no de pueblos, de todos los tiempos», planteó en el inicio del encuentro organizado por el flamante Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, en el que el propio Francisco tomó a cargo la oficina dedicada a los migrantes.

«Nuestra respuesta común se podría articular en torno a cuatro verbos: acoger, proteger, promover e integrar«, propuso, en un discurso con varias citas a sus predecesores San Juan Pablo II y Benedicto XVI.

«Para los que huyen de las guerras y persecuciones terribles, a menudo atrapados en la espiral de organizaciones criminales sin escrúpulos, hace falta abrir canales humanitarios accesibles y seguros«, pidió en primer lugar.

«Proteger a estos hermanos y hermanas es un imperativo moral que se debe traducir instrumentos jurídicos internacionales y nacionales, claros y pertinentes, con elecciones políticas justas y de largo plazo, prefiriendo los procesos de construcción, tal vez más lentos, luchando contra los tráficantes de carne humana, que lucran con la desventuras de otros, coordinando los esfuerzos de todos los actores, entre los que pueden estar seguros estará siempre la Iglesia», siguió.

«Hay que promover», pidió también, antes de sentenciar que «proteger no alcanza, sino que hay que promover el desarrollo humano integral de los migrantes, prófugos y refugiados».

«La integración, que no es asimilación ni incorporación, es un proceso bidireccional, que se basa fundamentalmente en el reconocimiento mutuo de la riqueza cultural del otro». planteó.

«No es aplanamiento de una cultura sobre la otra, y mucho menos el aislamiento recíproco, con el riesgo de nefastas y peligrosas ghetizaciones», recordó Francisco.

El discurso de Francisco se da un mes después de que la consultora Oxfam publicara un nuevo informe en el que denuncia que ocho hombres poseen la misma riqueza que la mitad más pobre de la población mundial, 3.600 millones de personas.