Un investigador del Conicet asegura que la agricultura continua es «responsable» de las inundaciones recurrentes, al reemplazar pasturas, pastizales y montes por cultivos agrícolas en diversas regiones productivas.

Así lo indica un artículo del investigador Esteban Jobbágy del Grupo de Estudios Ambientales (GEA), que depende del Instituto de Matemática Aplicada de San Luis y del Conicet.

«Las evidencias más sólidas que apoyan esa hipótesis vienen de experimentos de campo y de modelos de simulación», indica el artículo publicado por el sitio «Sobre la Tierra», de la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba).

También indica que «un estudio de diez pares de lotes vecinos de pasturas de alfalfa y cultivos de maíz en Trenque Lauquen (Buenos Aires) muestra que las pasturas mantienen las napas 20 centímetros más profundas, aun a pesar de la constante llegada de agua subterránea desde la matriz agrícola a estas islas de pastura».

Eso ocurre porque las pasturas dejan escapar hacia abajo menos agua que los cultivos, al tiempo que son capaces de alcanzar las napas profundas en períodos secos.

«Observaciones satelitales del verdor de la vegetación muestran que mientras las pasturas transpiran 1075 milímetros/año, cultivos de verano como soja de primera y maíz temprano sólo transpiran 680 milímetros/año», sostiene el análisis.

Un modelo de simulación simple usado en Trenque Lauquen mostró que los niveles freáticos habrían llegado a menos de 50 centímetros de la superficie en sólo cinco campañas bajo una secuencia sostenida de cultivos simples de verano.

Mientras que esa situación nunca habría ocurrido bajo una rotación que incluya alfalfa durante la mitad del tiempo; en ese escenario, las napas se habrían mantenido siempre por debajo de los 2,0 metros de profundidad.

En Bandera (Santiago del Estero), una comparación similar a la realizada en Trenque Lauquen (en este caso con cinco pares de parcelas agrícolas y vecinas ocupadas por monte) mostró diferencias aún mayores.

Entre 2013 y 2015 (un bienio relativamente lluvioso) bajo vegetación natural las napas permanecían 70 centímetros más profundas.

Se encontró que los relictos de monte consumieron agua freática a pesar de que era muy salada: «Esto sugiere que las cortinas o los remanentes de vegetación natural prestan un servicio hidrológico tan importante como ignorado».

«Estas diferencias en la transpiración entre pasturas o vegetación natural y cultivos inclinan la balanza hacia la ocurrencia de excesos hídricos como consecuencia de la agricultura continua (sobre todo si se realiza un solo cultivo al año). A lo largo de los años, el agua que la agricultura no transpira es suficiente para causar los anegamientos observados», señaló Jobbágy.

Explicó que en varias zonas de la llanura pampeana donde no existen registros históricos de anegamientos masivos comenzaron a exhibirlos en los últimos cinco años.

«Por ejemplo: más del 25% de la región centro-este de Córdoba, cuyas tierras se encontraban entre las más fértiles del país, hoy está bajo el agua. En la localidad de Marcos Juárez los niveles freáticos medidos por el INTA vienen trepando desde 11 metros de profundidad en 1970 hasta un metro en 2016», dijo.