El 30 de julio de 2014, ante una protesta de trabajadores de Lear sobre la Panamericana, el gendarme Torales tomó carrera y se tiró sobre el capot del vehículo que conducía Romero, intentando simular haber sido atropellado por éste, tal como fue captado por las cámaras de móviles de televisión. El conductor del vehículo, Christian Romero finalmente demandó al gendarme por “daños y perjucios”, al ser acusado falsamente de arremeter contra el oficial con su auto.

«Me apresto a poner primera marcha y arrancar el vehículo cuando, súbitamente, un gendarme de enormes proporciones directamente se arrojó sobre el vehículo Chevrolet que conducía. Se trató de López Torales, aquí demandado. Con toda su humanidad se había tirado sobre el capot provocando una importante abolladura y con su codo golpeó fuertemente el parabrisas haciendo estallar los cristales», señaló Romero en su demanda. Y agregó: «Realmente quedé atónito ante la conducta del funcionario, sin poder reaccionar.

Romero denunció que tras el episodio le aplicaron «golpes de puño», lo «arrojaron al piso», le dieron «puntapiés» y arrastraron su cuerpo por el pavimento. «En tanto que me colocaban las manos hacia atrás, sin que siquiera atinara a algún tipo de reacción, me golpearon, patearon y vejaron entre varios gendarmes. Me esposaron con las manos hacia atrás y me levantaron con el consabido dolor en las muñecas», denunció el hombre. Y concluyó: «Sin que nada lo hiciera suponer, me encontraba detenido. Sin haber hecho nada, López Torales había inventado que lo había atropellado y con esta falsa situación promover una detención carente de toda verdad».

Está por demás acreditado que López Torales se tiró sobre el Chevrolet con la intencionalidad manifiesta de inventar que había sido embestido. Como fue de público y notorio, a partir de este ridículo suceso, el accionado López Torales fue bautizado como el «gendarme carancho», por la fraudulenta práctica de inescrupulosos que se arrojan sobre automóviles para falsear un accidente de tránsito».