El duelo de hoy entre Daniel Scioli y Mauricio Macri será la primera definición en instancia de balotaje en la Historia de la política nacional.

El visto bueno al sistema de segunda vuelta electoral tiene poco rodaje: recién se habilitó en la Reforma Constitucional de 1994, a partir de los que se conoció como el «Pacto de Olivos» entre los expresidentes Carlos Menem y Raúl Alfonsín.

Pero el balotaje recién tiene su estreno en los comicios esta tarde, tras cinco elecciones presidenciales en que no fueron necesarias su puesta en práctica (1995, 1999, 2003, 2007 y 2015).

En 1972, el presidente de facto Alejandro Lanusse establece el régimen de doble vuelta francés, por el cual había segunda vuelta si ninguna fórmula alcanzaba el 50 por ciento y accedían los partidos que obtenían más del 15 por ciento de los votos.

Un año después, Héctor Cámpora obtenía el 49,5 por ciento de los votos y Ricardo Balbín renuncia a la segunda vuelta, aunque se utiliza el balotaje para elegir 12 gobernadores y para definir senadores nacionales de 14 distritos, recordó en un informe especial la Fundación Directorio Legislativo.

Con el retorno a la democracia en 1983 se reestablece el sistema de voto indirecto: se votaba a 600 grandes electores que debían reunirse y decidir quién ganó; salvo que alguno de los candidatos obtuviera la mayoría absoluta, que fue lo que finalmente ocurrió al obtener Alfonsín 318 electores.

El actual sistema de balotaje, que requiere de la mitad más uno de los votos para proclamar a un Presidente, se utiliza en la medida en que en la primera vuelta el ganador no haya podido superar el 45 por ciento de los votos, o en su defecto, que no haya podido trascender la barrera de los 40 puntos con una ventaja de diez sobre su inmediato competidor.

Al cosechar el 37,08 por ciento de los votos, el candidato del Frente para la Victoria no estuvo ni cerca de evitar la segunda vuelta, ya que aún si hubiera traspasado la línea de los 40 puntos, no le habría alcanzado para sacarle a Macri una diferencia de 10 puntos, ya que el líder del PRO logró el 34,15.

En dos elecciones presidenciales previas, Cristina Kirchner había podido acceder al sillón de Rivadavia sin necesidad de recurrir a un balotaje, en virtud de haber superado los 45 puntos (46 por ciento en 2007 y 54 por ciento en 2011).

El antecedente más cercano fue en las elecciones de 2003, cuando el candidato del Frente por la Lealtad, Carlos Menem, obtuvo el 24,34 por ciento de los votos y el postulante del Frente para la Victoria, Néstor Kirchner, cosechó el 21,99.

En el escenario electoral de aquel 27 de abril, la segunda vuelta debió haberse hecho entre los dos dirigentes del PJ, pero días después, el 14 de mayo, el riojano se bajó de la disputa a través de un video difundido por televisión: «Como decía la compañera Evita, renuncio a los honores y a los títulos pero no a la lucha», sostuvo entonces.

Asimismo, en ese corto video, Menem se quejaba de «una campaña sistemática de difamación» que sumergía a la población «en el acto de violencia moral de tener que escoger a un candidato presidencial que apenas conoce y en el que no confía», en alusión al santacruceño.

Tras conocerse la renuncia, Kirchner despotricó públicamente contra su adversario, a quien calificó como «cobarde» y agregó que la dimisión del riojano apuntaba a «mostrar débil y frágil al Gobierno» que se iniciaba.

Macri llega ahora al balotaje con la ventaja de cargar en su mochila con tres definiciones de segunda vuelta, en todas ellas como candidato a Jefe de Gobierno: en ese rubro, el líder del PRO exhibe un historial de dos triunfos y una derrota.

Tras su desembarco en la arena política, en 2003 Macri se postuló para competir por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad y se quedó con el primer puesto en la primera vuelta, pero luego perdió contra Aníbal Ibarra.

Sin embargo, cuatro años después, en 2007, ganó las generales y el balotaje al derrotar al candidato kirchnerista Daniel Filmus: buscando la reelección en 2011, Macri tuvo que enfrentarse de nuevo a Filmus, a quien venció nuevamente en primera y segunda vuelta.