El papa Francisco llegó este lunes a San Cristóbal de las Casas en el estado indígena de Chiapas, donde miles de fieles lo esperaban para escuchar a su pastor, que quiere impulsar la presencia de la iglesia entre las empobrecidas comunidades autóctonas de México.

El pontífice arribó en helicóptero desde la capital estatal de Tuxtla Gutiérrez, y abordó el «papamóvil» para recorrer el centro deportivo con capacidad para 100.000 personas donde millares de indígenas lo aguardaban desde horas de la madrugada, envueltos por la gélida neblina de la montaña del sur de México.

Poco antes, en Tuxtla Gutiérrez, fue recibido por el gobernador de Chiapas, Manuel Velasco, mientras un coro de niños con trajes coloridos le cantaba «bienvenido a casa, Francisco».

Después de haber denunciado el narcotráfico y la corrupción durante los primeros días de su gira, el pontífice llegó a la pintoresca San Cristóbal de las Casas, en la tercera jornada de su visita al país, que se extenderá hasta el miércoles.

Ahí autorizará formalmente el uso de lenguas indígenas en las ceremonias católicas durante una masiva misa que se celebrará en un centro deportivo ante diversos grupos étnicos.

Las lecturas y los cantos de la misa se harán en lenguas chol, tzotzil y tzeltal por los mismos indígenas, mientras familias tojolabales y zoques entregarán ofrendas de pan y vino.

«Llevamos varias horas caminando desde San Andrés Larráinzar. Traemos alegría de ver al papa, aunque sabemos que no por eso se resolverán las cosas», dijo a la AFP Miguel López, mientras caminaba el polvoriento camino con sus huaraches y su sombrero con cintas multicolor.

Envueltos en cobijas o en los pelajes tradicionales de sus étnias, grupos tzeltales, tzotziles y choles, muchos con niños en brazos, se animaban en su larga peregrinación con cantos, porras y rezos de rosario.

Unos 600 feligreses provienen del vecino Guatemala.

Por su parte, una familia mestiza entregará a Francisco una colecta para construir dos nuevos albergues para migrantes, que se espera estén presentes en la misa y a quienes el papa ha defendido a capa y espada.

Chiapas, fronteriza con Guatemala, es la puerta por donde llega desde Centro y Suramérica un masivo flujo de migrantes que viajan clandestinamente con la esperanza de llegar a Estados Unidos.

Bandas del crimen organizado e incluso autoridades corruptas aprovechan este fenómeno para extorsionar y asaltar a indocumentados en su camino.

Francisco «es el papa migrante, no sólo por su origen sino también porque su prioridad pastoral son los migrantes», dijo a la AFP el padre Alejandro Solalinde, un aguerrido defensor de los indocumentados que, sin embargo, piensa que «la política pública de mano dura no va a cambiar» con el mensaje del papa.