La Comisión de Conferencias de Obispos de la Comunidad Europea (Comece), que congrega a los prelados de 28 países, se unió a la celebración del Día Europeo por un Domingo No Laboral, organizado por la European Sunday Alliance (Alianza Europea por el Domingo).

La conmemoración, llevada a cabo en los primeros días de marzo, fue una nueva oportunidad para insistir en la importancia de una regulación que proteja el día de descanso dominical, esencial en la cultura católica, y benéfico para la familia y la sociedad en general.

Tiempo de vivir en familia

Además del precepto que exige a los creyentes consagrar el domingo como día reservado al culto divino, la Iglesia Católica ha insistido sobre la necesidad de preservar el día domingo como oportunidad para compartir con la familia y estrechar los vínculos sociales. “El domingo es de gran importancia porque permite a las familias vivir tiempo juntas, a los empleados descansar de su vida de trabajo cotidiana y a los ciudadanos involucrarse en la comunidad”, comentó la Comece en su llamado a la acción.

La Comisión destacó, además, el llamado de la European Sunday Alliance y recordó que la iniciativa solicita que “en particular en tiempos de digitalización, todos los ciudadanos de Europa deberían beneficiarse de horarios de trabajo decentes y que sólo los servicios esenciales deberían operar en domingo”. Por su parte, la Comece declaró su convencimiento de que “un domingo libre de trabajo es un pilar esencial del modelo social europeo”.

Participación plena

Entre los motivos difundidos por la iniciativa se incluye la evidencia de serios efectos negativos para la salud, producto de los horarios de trabajo fuera de los habituales, la incompatibilidad del trabajo en domingo con el tiempo libre de los niños y adolescentes (haciendo prácticamente imposible reemplazar la oportunidad para promover la vida familiar) y el carácter referencial de los domingos para la organización del estado y la sociedad.

“Sólo un día libre de trabajo bien protegido permite a los ciudadanos disfrutar una participación plena en la vida cultural, deportiva, social y religiosa, buscar el enriquecimiento cultural y el bienestar espiritual y vincularse a trabajo voluntario y actividades de asociación”, dijeron finalmente los prelados de 28 países europeos.