Hace 34 años, un accidente nuclear cambió el mundo para siempre. La central Vladímir Ilich Lenin, ubicada al norte de Ucrania, a 18 kilómetros de Chernóbil, experimentó un aumento de potencia que ocasionó una explosión que envió una nube de materia radiactiva a distintas partes de Europa. El lugar -y alrededores- quedó deshabitado, pero ahora la vida salvaje se ha apoderado de él.

Una de las peores catástrofes medioambientales de la historia ha llevado a que la vida silvestre, la cual se encontraba algo alejada del lugar por la actividad humana, florezca pese a los aún altos índices de radioactividad.

La zona contaminada está llena de bisontes, zorros (los más habituales), caballos y hasta perros salvajes, quienes mantienen manadas de cientos de integrantes en las más de mil millas cuadradas de área. «La naturaleza florece cuando los humanos son eliminados de la ecuación, incluso después del peor accidente nuclear del mundo«, dijo a National Geographic Jim Smith, un científico ambiental que estudió la vida cerca de Chernóbil.

Los científicos están tratando de entender cuánta vida silvestre dentro de la zona de exclusión se está beneficiando de la falta de interferencia humana y cuánto está sufriendo por la contaminación en la zona.

Por el momento, en el caso de mutaciones genéticas, se habla de que aún en dos próximas generaciones se verán los resultados de los restos nucleares en los animales que viven en el lugar. Por ahora, aún es un misterio saber por qué la fauna no se está viendo afectada de la contaminación. Algunos científicos consideran que la actividad humana, como la caza y la agricultura, son peores para ellos.

Los que sí se han visto afectados son los animales pequeños, como las aves y los roedores, si han visto consecuencia inmediata de la radiación, como tumores y catarata. Sin embargo, también se han detectado hasta 200 especies de ellos, los cuales, en población, no mantienen patrones negativos en su salud.

Más de 350 mil personas tuvieron que dejar de vivir cerca del área por los peligros para la salud. Dejaron mascotas, quienes fueron eliminados en su mayoría por el ejército ruso. Solo quedan algunos pobladores dentro de una zona denominada de exclusión conservando el lado humano de esta parte del planeta.