«La situación con la barrabrava de Newell’s es muy delicada, estamos amenazados». Con esa frase, el presidente de Newell’s, Eduardo Bermúdez, graficó la maraña de delincuencia que ensombrece el panorama del club del Parque.

En los últimos meses, la barrabrava rojinegra fue (¿cuándo no?) foco de violencia en una puja de fuerzas que buscan tomar el poder. El más resonante de los casos fue el asesinato del “Cuatrerito”, que justamente apareció –pintado- ayer en una bandera mientras se jugaba el clásico rosarino en el Coloso Marcelo Bielsa, causando polémica y pudor en el resto del estadio.

En el entretiempo del partido, disturbios y corridas tuvieron lugar en la popular baja de la local, motivo por el cual se demoró el segundo tiempo “por falta de garantías”.  En ese sentido, Bermúdez habló con La Red finalizado el encuentro y admitió: «La barra nos dijo que si no nos juntamos a hablar con ellos, van a suspender los partidos».

«El otro día me esperaron a la salida de un canal de televisión», reveló el presidente leproso, antes de comentar que la barra «pide dinero, entradas, el negocio de los trapitos, lo que sea». Por otro lado, el ministro de Seguridad Maximiliano Pullaro, que también estuvo presente el domingo en el Coloso, agregó en diálogo con La Capital que “en el entretiempo hubo una pelea a trompadas de un grupo de hinchas para ocupar un sector del paravalanchas que rápidamente quedó dispersada».

De esta manera, el ministro desmintió que la causa del conflicto fuera que alguien haya portado un arma de fuego: «De los registros de video grabados en el operativo de seguridad no surge en absoluto que alguien haya portado un arma. Los que participaron del incidente están filmados. Ahora se los va a identificar y una vez que eso pase solicitaremos a la Fiscalía Regional de Rosario la exclusión del ingreso al estadio como ya se hizo con los 38 que tienen la entrada prohibida desde el viernes pasado», terminó el funcionario.

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