Por Fabrizio Turturici
El inicio del partido mostró a un Central movedizo, con iniciativa, que buscó nuevos circuitos de juego por todo el frente de ataque. Atrás, un Lanús -prolijo como siempre- lo esperaba, ahogándole los espacios. No parecía un partido de titulares granates contra suplentes canallas, dado que la diferencia entre ambos fue nula.

En contrapunto, el mayor déficit canalla era, como de costumbre, el retroceso. Esto quedó reflejado en una jugada donde Musto salió a cortar lejos, donde no debía, regaló el mediocampo y el palo terminó salvando a Central.

No obstante, fueron más los méritos que los reproches en la primera parte. Es que el elenco de Coudet monopolizaba la tenencia, controlando los tiempos, y también se había adueñado de las situaciones de gol, pudiendo abrir el marcador en varias excursiones.

Desde lo individual, Central no presentó grietas. En general tuvo un buen rendimiento también colectivo. Colman se transformó en el abanderado de los ataques, mientras que Migone y Pereyra hicieron las bandas con eficacia. Herrera, muy solo arriba, se las ingenió para complicar de todos modos.