Por Santiago A. Fraga

Sin nada por lo que jugar, pero con la obligación de ganar para darle una última sonrisa a una hinchada que una vez más demostró su fidelidad, Newell’s Old Boys terminó cumpliendo y goleó por 3 a 0 a Defensa y Justicia por la última fecha de la Copa de la Liga, dándole un buen cierre a un año en donde rindió muy por debajo de lo esperado.

En lo que fue la despedida de Gabriel Heinze del banco de suplentes rojinegro, completando un ciclo de 50 partidos con 18 victorias, 16 empates y 16 derrotas, la ‘Lepra’ pasó sin sobresaltos un partido en donde Armando Méndez, Víctor Velázquez y Francisco González fueron las figuras destacadas.

Para este encuentro, y ante las bajas obligadas de Ángelo Martino e Iván Gómez, Gabriel Heinze optó por un 4-3-3, dejando sorpresivamente afuera a Brian Aguirre para poner en su lugar a Jeremías Pérez Tica.

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Además, Leonel Vangioni volvió a ocupar el lateral izquierdo (generalmente había jugado en línea de tres) y acompañando a Juan Sforza en el medioe stuvieron Marcos Portillo y Guillermo Balzi.

Con dos equipos sin presión, solamente motivados por las propias ganas de jugar, el partido fue en líneas generales lento y monótono.

Newell’s esta vez apostó por realizar ataques más ligeros, apelando a los centros como no hizo en casi todo el año. Para ello, jugó aprovechando la velocidad y gambeta de Armando Méndez para romper rápido por banda, y también la endeble marca que se le presentó a Francisco González por su sector.

Sin embargo, ninguno de los envíos pudo ser conectado en ningún momento por Jorge Recalde u otro compañero.

El gol, no obstante, llegó gracias a ese espacio en la zona derecha de la defensa del ‘Halcón’, con Balzi llegando a meter una gran pelota para el pique de González, que definió de zurda en el mano a mano para desatar su grito contenido después de tantos meses de verla desde afuera.

En contraposición, el rojinegro también volvió a fallar numerosos pases en distancias cortas, tanto en ataque como en defensa, regalándole chances a su rival que, por suerte, nunca terminó por aprovechar.

En este último aspecto entra Sforza, un jugador sobre el que habrá que ver si con otro esquema logra recuperar las condiciones que alguna vez mostró. La sensación general, profundizada en el último semestre, es que no le sienta cómodo ese juego como único 5 metiéndose constantemente entre los centrales para encabezar la salida.

 

En el segundo tiempo, Defensa y Justicia dejó en claro que no iba a sobreexigirse en la noche rosarina y le permitió a Newell’s tener todavía más la pelota, cometiendo muchos errores no forzados y dependiendo de la iluminación de alguno de sus jugadores jóvenes como Lautaro Fedele.

Con menos apuro, la ‘Lepra’ se aprovechó de esa tranquilidad para encontrar mejor los espacios y comenzó un fuerte asedio contra el arco rival.

Gracias a eso, en 17 minutos tuvo la misma cantidad de tiros al arco que en toda la primera etapa, y de esos remates llegaron los goles de Víctor Velázquez (a los 55’, de cabeza tras un córner de González) y del propio ‘Panchito’ (a los 62’, rematando de zurda tras recibir una pelota en soledad en el área).

De allí en adelante, nada más dentro del partido cambió la ecuación de la noche. Ni siquiera la expulsión de Julián Malatini a los 80′ por una dura patada a Ian Glavinovich. Solamente resultó destacable un tramo de cinco minutos en los que la hinchada desplegó su fiesta, mostrando su fidelidad en un año malo pero también renovando el compromiso para un 2024 en donde esperan una mejor performance, tanto desde la directiva como de los jugadores y del nuevo cuerpo técnico.

Al menos esta vez el tiro del final salió, y Newell’s pudo regalarle una leve alegría a su gente en el cierre de un año que prometía mucho y terminó siendo una gran decepción.

Un plantel que tanto en enero como en julio daba la sensación de que con un par de refuerzos podía pelear cosas grandes, y con dos mercados de pases desastrosos terminó bloqueando su propio camino.

La desilusión resulta aún mayor cuando se ve lo magro del torneo local, especialmente en una Copa de la Liga, donde equipos con muy poco y armados para pelear el descenso lograron meterse en instancias finales.

Aquella fue la gota que colmó el vaso que previamente habían llenado la exageradamente temprana eliminación en la Copa Argentina, el quedar afuera de la clasificación a copas internacionales y la eliminación en Copa Sudamericana ante un Corinthians al que no le sobró nada.

Con los debidos aplausos para Heinze por su trayectoria gloriosa con la camiseta rojinegra y el “Gringo, Gringo” del final, Newell’s ahora debe comenzar un nuevo ciclo, con una renovación absoluta: inferiores, secretaría deportiva, cuerpo técnico y plantel.