Por Santiago Fraga

Cada vez parecen más lejanas aquellas virtudes que Newell’s demostró en las primeras fechas y daban señales de un equipo renovado para afrontar un momento difícil.

Este lunes, la Lepra tuvo que enfrentarse a un rival duro como Argentinos Juniors (puntero del torneo) en una condición que le da pesadillas como lo es jugar de visitante, pero la sensación final de la derrota 1 a 0 es que los errores del rojinegro no fueron forzados por el buen contrincante, sino más bien por las falencias y las malas decisiones propias.

Sin lugar a dudas que las bajas de Jerónimo Cacciabue y Julián Fernández son de las más sensibles que pudo haber tenido el equipo, afectando una zona neurálgica como el mediocampo encargado de la recuperación y primera generación.

Así, por ejemplo, el trabajo que fecha a fecha realiza Fernández es tan determinante que desnuda a las claras lo lejos que están de ese nivel los que le pelean el puesto, como así también la nula profundidad que tiene la plantilla de Newell’s. Cada titular que se lesiona o recibe sanción es la garantía de que la Lepra lo pasará mal a la fecha siguiente.

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En el análisis final, otra sensación que deja el equipo cuando sufre ese tipo de descalabro es que la inconexión se vuelve generalizada. Que un jugador titular no esté en la cancha termina afectando a no menos de cinco de sus compañeros, directa o indirectamente.

Ésta, además, sería una explicación de por qué el equipo muestra de local una cara tan distinta a la que enseña de visitante, por más que no sea el mismo motivo por el cual le pesaba jugar de visitante hace 8 meses o hace un año y medio.

Cada vez que Newell’s gana siente que se eleva a la superficie y respira aliviado, y cada traspié es volver a hundirse con el peso de un ancla en las profundidades del mar. Fecha a fecha viajando del cielo al infierno.

Lo que Frank Kudelka necesita es conseguir estabilidad, y para ello deberá lograr dos cosas: que el equipo no se destruya tanto ante una baja (difícil) y que vuelva a recuperar las virtudes iniciales (más realizables).

Si las claves de las primeras fechas del nuevo Newell’s eran las pelotas paradas, hoy pareciera ser todo lo contrario. De repente, da la sensación de que no hay jugador en el equipo que sea capaz de levantar la pelota más de un metro en un córner, o que «el centro al segundo palo» termine siendo un lateral para el rival, si es que éste no logra mantenerla en juego y meter un contraataque (tal y como llegó el gol de esta noche).

Asimismo, el equipo debe volver a tener confianza para salir jugando desde la defensa, como en las primeras fechas, y dejar de intentar romper líneas de defensa a ataque, como practicó de forma errónea en los últimos compromisos.

El panorama para la Lepra no es nada alentador. El próximo rival será ni más ni menos que el finalista de Libertadores y sediento de revancha River, y Newell’s va a necesitar sacar al menos un punto para no entrar en la vorágine quemasesos de la tabla de los promedios. Si cada partido de visitante va a ser más cercano a una derrota que a una victoria, el Coloso debe ser una fortaleza, y más si se piensa que tras este encuentro tocarán tres duelos seguidos de visitante (Atlético Tucumán, Independiente -postergado- y Arsenal -2020-).