Casi un año después del penal fallado para Argentina en la tanda de la final de la Copa América contra Chile, que terminó siendo letal para la Albiceleste, Éver Banega vuelve a una final, la de la Europa League, este miércoles con el Sevilla en Basilea ante el histórico Liverpool.

Hace un año, Banega tuvo el honor de ser elegido el mejor jugador de la final de la Europa League ganada por el Sevilla al Dnipro ucraniano en Varsovia. Fue unas semanas antes de ese doloroso fallo ante los chilenos en la final de Santiago, con un lanzamiento con poca fuerza y con demasiado miedo, que pudo detener Claudio Bravo.

La final del miércoles es para él el pistoletazo de salida de un final de temporada que le pondrá ante grandes desafíos: después de la final de Suiza tendrá el domingo con sus compañeros la final de la Copa del Rey ante el Barcelona, antes de su Centenario, donde intentaría sacarse la espina del subcampeonato de Chile-2015.

Todo ello sin obviar una cuestión clave: ¿continuará o no vistiendo los colores del Sevilla? Es que a principios de año hubo rumores sobre una próxima salida del jugador, posiblemente hacia el Inter de Milán.

Carrera precoz

Tras salir de Valencia, Banega volvió a su ciudad natal, a Newells Old Boys, en 2014, con el objetivo de jugar más minutos y poder convencer a Alejandro Sabella para ir al Mundial de Brasil de ese año. No consiguió el objetivo, pero Emery acudió a su rescate con una llamada para volver a Europa.

A sus 27 años, Banega es ya un jugador experimentado por su precocidad. Debutó con apenas 18 años con el Boca Juniors y ganó poco después la Copa Libertadores al lado de Martín Palermo y Juan Román Riquelme.

En 2007, en Canadá, fue uno de los hombres importantes en la selección argentina que se proclamó campeona mundial Sub-20 con Sergio Agüero como estrella.

Ya como jugador del Valencia -desde principios de 2008, después de que el Real Madrid no materializara una opción preferencial que tenía para ficharle-, participó con la Albiceleste en los Juegos Olímpicos de Pekín-2008, con Lionel Messi a su lado. Se colgó el oro.

Banega tenía sólo 20 años, un palmarés envidiable y una carrera muy prometedora. Pero a partir de ahí tuvo altos y bajos, sin llegar a despegar al nivel esperado.

En su etapa final en el Valencia estuvo un tiempo importante de baja al sufrir fracturas en una pierna al ser atropellado por su propio auto, al que no había puesto el freno de mano.

Todo aquello, incluso el penal fallado ante Chile el año pasado, parece ahora ir quedando atrás y el argentino, en busca siempre de su mejor versión, espera poder continuar su escalada a la cima.

 

*Por Diego Reinares