Jerónimo Bello, el jugador de rugby del San Isidro Club que tuvo una grave lesión cervical hace casi tres años, falleció este martes, a los 25 años. Bello, pilar derecho, sufrió el desplazamiento de las vértebras cuarta y quinta durante el partido ante Newman, en septiembre de 2016, cuando se derrumbó un scrum al minuto 35 del primer tiempo.

El jugador quedó tendido en el piso y, al advertir que no se movía, el segunda línea de Newman le avisó al árbitro y éste solicitó asistencia médica. Después, fue intervenido quirúrgicamente en el Hospital Austral. Jerónimo era hijo de Juan Pablo Bello, de larga trayectoria en el club Champagnat.

«Jero» quedó cuadripléjico, con parálisis total de sus miembros. Desde entonces estuvo internado en una clínica de Pilar. El primer ejemplo lo daba él, que se aferraba a la vida sin perder la sonrisa.

Una hermana, kinesióloga, redujo sensiblemente su trabajo para poder ayudarlo. Pero la actitud que no dejó de asombrar fue la de sus amigos. Sus muchos amigos, básicamente del colegio Pilgrims y del SIC, cuando vieron que la convalecencia iba a ser prolongada, se organizaron con el objetivo de que siempre haya uno con él, además de su familia. Todos los días, durante las 24 horas, se turnaban para acompañarlo.

Cambios luego de la lesión

A partir de la lesión cervical que sufrió Bello, la tercera de un jugador entre 2015 y 2016, la UAR introdujo una serie de cambios en el scrum. Se establecieron reglas más estrictas (no se podía empujar más de un metro y medio, por ejemplo) y se promovió la estabilidad y la velocidad de disponibilidad de la pelota. Estas modificaciones cambiarán en junio próximo, tras un reciente comunicado de la UAR.

Tres lesiones cervicales graves en un año conmovieron al rugby argentino en 2016. Las tres como consecuencia de scrums que se derrumbaron. La UAR dispuso entonces un paquete de medidas que resultaron en una merma notoria en la cantidad de derrumbes por partido. Ahora, al entender que se avanzó en una transformación profunda a nivel cultural y ante la crisis que padece el rugby argentino en esa formación, reconstituyó una de las principales reformas en procura de recuperar su espíritu.

Algunas modificaciones

Entre los diversos cambios que se ensayaron entonces hubo uno que cayó antipático: la prohibición de empujar más de un metro y medio en el scrum. Que minaba el espíritu del mismo, que no incidía en la seguridad de los jugadores fueron algunos de los cuestionamientos que hicieron especialistas en su momento. Dos años y medio después, sin lesiones graves en ese lapso, la Unión Argentina de Rugby volvió a habilitar el empuje libre en las divisiones superiores. La medida, que fue anunciada en los últimos días de marzo a través de un comunicado de prensa, entrará en vigencia a partir de junio.