Por Elisa Soldano – 70/30

Apretar un botón, captar un momento, inmortalizar un instante en la historia. El arte de la fotografía, embellecido por la sensibilidad que habita detrás del lente, es una llama que arde en Rosario de la mano de un grupo de fotógrafas, quienes entienden a las imágenes como una poderosa herramienta de transformación. Con cámara en mano, estas mujeres entrelazan de la mejor manera el arte de fotografiar y el activismo social.

Foto: Paula Sarkissian

Foto: Paula Sarkissian

La Hoguera” es un colectivo de fotógrafas que funciona en Rosario desde hace dos años. Semanas antes del 3 de junio de 2018, Paula Sarkissian -una de sus integrantes- convocó a otras colegas con militancia en el feminismo para organizar una muestra después de la marcha en contra de la violencia hacia las mujeres. En esa oportunidad se presentaron imágenes que ilustraban la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito.

Si bien en ese momento el objetivo era reunirse para mostrar sus trabajos, el éxito y las buenas repercusiones que tuvo la muestra, junto con la actividad que iba adquiriendo el grupo internamente, llevaron a que “La Hoguera” se conforme como tal. Compuesto por cerca de diez integrantes, la agrupación tendría una notable militancia en la lucha feminista de la ciudad.

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Foto: Paula Sarkissian

Sin embargo, la llama arde dentro del grupo con cada lucha social. “No nos quedamos solo con la lucha feminista. A todo lo llevamos a un debate interno, de discutir si bancamos esto, desde qué lugar lo bancamos, cómo lo queremos mostrar, y ahí está siempre nuestra perspectiva como mujeres”, explicó a 70/30 la integrante del colectivo Paula Martínez.

“También coincidimos ideológicamente, lo que nos permitió hacer este recorrido juntas, como activistas, y encontrar nuestra militancia desde el colectivo. Creo que un poco todas encontramos nuestro espacio para salir a las calles desde este lugar. También lo hacemos porque nos apasiona mucho la fotografía y la entendemos como una herramienta transformadora muy poderosa”, agregó Julia Buzon, otra de las participantes.

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Foto: Luciana Iturbide

“Un debate que tuvimos en el interior del colectivo es que no somos un medio de comunicación. Nosotras cubrimos una marcha o algún evento de algún tipo porque lo bancamos y porque estamos de acuerdo con lo que se está tratando de reflejar. Estamos desde el lugar que nosotras queremos mostrarlo sin tratar de disfrazarlo de ningún tipo y sin ponerle ningún dejo de objetividad”, expresó Martínez. En este sentido, Luciana Iturbide, otra de las fotógrafas del colectivo, agregó: “Cuando sacamos una foto no queremos representar lo que todos muestran, sino que el objetivo es llevar la mirada hacia las partes más invisibilizadas”.

La idea del “sálvese quien pueda” arde en esta hoguera. Las fotógrafas hacen cenizas al individualismo, al ego y a las vanidades para transformarlo en trabajo colectivo, donde los conocimientos se ponen en común. El objetivo del grupo es lograr una buena calidad fotográfica, priorizando lo artístico por sobre el nombre propio. “Entendemos que el trabajo colectivo potencia muchísimo el trabajo individual de cada una, lo acompañamos, lo sentimos y aprendemos a cada instante de nuestras compañeras”, aseguró Buzon.

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Foto: Nati Culasso

La única base que sentó el grupo para colgarse la cámara y salir a capturar momentos es tener sensibilidad. Nunca se establecieron condiciones estéticas o técnicas sobre cómo tienen que ser las fotografías, sino que cada integrante tiene libertad para actuar. No obstante, las fotógrafas aseguran que el hecho de trabajar colectivamente les hizo “afinar el ojo” a la hora de pensar qué y cómo mostrar.

Feminismo, arte, sensibilidad, militancia, trabajo colectivo y compromiso social son chispas que se desprenden de esta hoguera. A la luz de las llamas, un grupo de fotógrafas se apropia de las calles y captura e inmortaliza momentos. Aquí, las historias son contadas por mujeres, que arden de ganas transformar, a través de sus cámaras, el orden establecido.

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Foto: Mili Gallardo

Foto: Paula Sarkissian

 

Foto de tapa: Luciana Iturbide

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