Por Santiago Fraga

Estamos a pocos días de que se realicen las elecciones Paso que definirán a los candidatos para la presidencia del país, y casualmente suena como un momento perfecto para conocer el nuevo disco que Pablo Comas presentará oficialmente esta semana: «Hambre».

Es que, en lo que es su primera incursión con nombre y apellido después de años con su proyecto Alucinaria, Comas le grita a la política, al amor, a las religiones, al país, a la desigualdad, a las mentiras, al hambre, a la injusticia, a la policía, a la existencia y hasta a él mismo.

Este jueves 8 de agosto, tendrá lugar desde las 21 en el Complejo Cultural Atlas (Mitre 645) la presentación de este disco que ya viene sonando en las plataformas de streaming.

De principio a fin, «Hambre» es un discazo. Ahora con su rostro en la tapa, los temas continúan ese espíritu de su anterior proyecto de más de diez años, pero con melodías, fuerza y letras recargadas.

 

El arranque potente marcado con “El Fantasista” es el anticipo del ambiente que se escuchará a lo largo del álbum, haciendo trabajar al oído con sonidos familiares del rock de nuestra tierra y dejando lugar al brillo de la potente voz de Pablo. Letras como la de “Balas” terminan por darle un toque perfecto a un disco que por pasajes musicalmente hasta parece fuera de época, pero en su conjunto ve la luz en su mejor momento.

«Vivo como en un país que tiene la bandera tapada de boletas», arroja en ese explosivo track «Balas», uno de los más contestatarios del disco, donde termina advirtiendo que «hay bala para el pobre, bala por un sueldo» y cantándole a ese injusticiero casi empleado del mes que no queremos ser como él («no traiciones a tus hermanos…»).

El álbum cuenta con un recorrido marcado por grandes canciones como «La Virtud» y «Relishock», que mantienen esa sensación danzante entre caos y armonía.

El cierre, marcado melancólicamente con «Koralyn», termina resultando un mensaje de advertencia y, además, un punto suspensivo: «Rosario no es un buen lugar para quedarte tanto tiempo sin amar».