La ministra francesa de Justicia, Nicole Belloubet, afirmó hoy que los tribunales dictaron unas 2.000 sentencias contra los participantes de los disturbios ocurridos durante las protestas de los "chalecos amarillos" y que el 40% de ellos recibieron condenas de prisión firme.
En París la policía arrestó a unos cincuenta manifestantes pero también se registraron incidentes en Niza, Burdeos, Toulouse, Dijon y Rennes.
Lo anunció el primer ministro, Édouard Philippe a días de cumplirse la décimo novena jornada. Tampoco podrán manifestarse en otras ciudades como Burdeos, Toulouse, Marsella o Niza.
Son unos diez mil miembros que llevan a cabo patrullajes en centros estratégicos e instalaciones con mucho movimiento de personas, como estaciones, aeropuertos o centros comerciales desde los atentados contra el semanario Charlie Hebdo.
El primer ministro francés Édouard Philippe dijo que la prohibición se aplicará en barrios de París, Burdeos y Toulouse que fueron "los más afectados" por las protestas. El presidente Emmanuel Macron fue muy criticado por haberse ido a esquiar a los Pirineos este sábado, en medio de la crisis.
El saqueo ya fue condenado por el Gobierno francés, que acusó a los manifestantes de “estupidez” e “intolerancia”.
Ante el inminente fin del Gran Debate Nacional -encuentros entre administraciones y ciudadanos organizados por el Gobierno como respuesta al descontento social-, los chalecos amarillos querían convertir este fin de semana en el "acto definitivo".
El evento fue el más compartido en las redes sociales, especialmente por figuras del movimiento como Priscilla Ludosky y Maxime Nicolle, convocados para instalarse en el Campo de Marte, al pie de la Torre Eiffel, todo el fin de semana.
En ese país, desde el comienzo de las manifestaciones de los "chalecos amarillos" el 17 de noviembre, la Inspección General de la Policía recibió un centenar de denuncias de violencia policial.
Varios cientos de personas se concentraron en el Arco del Triunfo y desfilaron por 12 km bajo una fuerte vigilancia policial. También se organizaron marchas en otros puntos del país.
Con este movimiento social los manifestantes marcan la semana 16 de protestas contra la política económica del presidente galo, Emmanuel Macron.
El movimiento, en sus inicios apoyado por una mayoría de franceses, constituyó la peor crisis que tuvo que afrontar Macron desde su elección en mayo de 2017.