El Gobierno francés utilizará a militares en vez de agentes para reprimir a los «chalecos amarillos» que se acerquen a edificios oficiales. El dispositivo de seguridad intentará mantener alejados a los manifestantes, que han realizado nuevas convocatorias para el sábado.

El portavoz del Ejecutivo, Benjamin Griveaux, explicó hoy en la conferencia de prensa al término del Consejo de Ministros que esos militares, que forman parte de la misión antiterrorista Sentinelle, estarán «en posiciones estáticas», lo que significa que serán utilizados para «la protección de edificios oficiales».

El pasado día 17, en el décimo octavo sábado consecutivo de protestas de los «chalecos amarillos» se vivieron en la avenida de los Campos Elíseos de París escenas de gran violencia con grupos de manifestantes que terminaron con más de 200 detenidos.

Griveaux relató que el presidente francés, Emmanuel Macron, había recordado que la protección de edificios y de posiciones estáticas es una de las misiones que tiene atribuido el dispositivo antiterrorista militar puesto en marcha en Francia tras los atentados contra el semanario satírico Charlie Hebdo el 7 de enero de 2015.

Y subrayó que serán parte de la respuesta a las nuevas convocatorias para el próximo sábado de los «chalecos amarillos», de los que dijo que «no son manifestantes» sino «alborotadores», reportó la agencia de noticias EFE.

Desde la perspectiva del portavoz del gobierno, el sábado no se vio que los participantes tuvieran reivindicaciones sociales, a diferencia de lo que ocurría en las primeras movilizaciones de los «chalecos amarillos», y que «su único objetivo es derrocar el Gobierno y hacerse con el poder». «Son alborotadores, no manifestantes», repitió.

Sentinelle moviliza a unos 10.000 miembros del Ejército que llevan a cabo sobre todo patrullajes en centros estratégicos, edificios sensibles o instalaciones con mucho movimiento de personas, como estaciones, aeropuertos o centros comerciales.

Desde el 17 de noviembre Francia se encuentra sumergida en una ola de masivas protestas impulsada por el movimiento de los ‘chalecos amarillos’, que se iniciaron originalmente por el aumento planificado del impuesto sobre el combustible. Pese a que el Gobierno francés anuló esa medida, las manifestaciones se han convertido en un movimiento más amplio en contra de las políticas oficiales y sus reformas económicas. Las protestas de los ‘chalecos amarillos’ se han extendido a otros países de la Unión Europea como Bélgica.