Autoridades afirmaron que de los fallecidos, 30 son policías, siete civiles y una persona cuya identidad aún tiene que ser determinada. Además hay 155 heridos y 13 personas detenidas.
Desde la Policía confirmaron que se trató de un ataque en coche-bomba. "Hemos asistido, a la manifestación más horrorosa del terrorismo", indicó el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan en un comunicado.
El comunicado indica que el atentado se realizó "contra la opresión del pueblo del Kurdistán y el complot internacional del 9 de octubre", en referencia a la fecha en la que el fundador de la guerrilla kurda, Abdullah Öcalan, fue expulsado de Siria en 1998.
El gobierno turco lanzó hoy una serie de operativos militares contra centenares de empresas supuestamente vinculadas a la cofradía Hizmet, que dirige el predicador islamista.
Denunció hoy la ONG turca Kaos GL, que trabaja en favor de los derechos de la comunidad LGBT.
Cinco días después del golpe fallido, unas 55.000 personas, principalmente policías y docentes, fueron suspendidos o despedidos, según un recuento de la AFP a partir de cifras oficiales.
El Servicio de Inteligencia de Turquía (MIT) ya había dado anoche por fallida la intentona, pero los combates continuaron hasta esta mañana, si bien todos los medios informaban de un número creciente de rendiciones.
Agentes de élite allanaron tres barrios obreros de la periferia de la ciudad turca porque según la policía ocultan guaridas de integrantes del Estado Islámico.
Los implicados son originarios de Uzbekistán, Kirguistán y Rusia. Aún así, Moscú no confirmó que un ciudadano ruso estuviera entre los autores del atentado, a través de las declaraciones de un portavoz del Kremlin.
La funcionaria del consulado argentino en Estambul, Graciela Ratto, contó que dos argentinos estaban cerca de la zona del aeropuerto pero confirmó que "están bien".
Dos explosiones sacudieron el martes por la noche al aeropuerto internacional Atatürk, seguidas de disparos, lo que provocó un movimiento de pánico entre los pasajeros. Habrían participado al menos tres atacantes.
Esta ordenanza, duramente criticada por los organizadores de la manifestación, implica que cualquier persona que desafíe la prohibición se enfrenta a la intervención de las fuerzas del orden.