Kim Jong-un aseguró que “la situación militar en la península coreana se volvió “extrema” debido a las confrontaciones “sin precedentes” de Washington. Dijo que 2023 fue un “año de gran cambio” en el que su país logró “victorias reveladoras”.
Desde el ministerio de defensa de Japón señalaron que el artefacto “podría tener un alcance de vuelo de más de 15.000 kilómetros”. Corea del Sur condenó con firmeza a su vecino del norte y dijo que es “una amenaza grave” para la seguridad de la península y de la comunidad internacional.
El artefacto de guerra cayó en aguas de la zona exclusiva económica de Japón y originó una cadena de reacciones internacionales. Los ejercicios bilaterales tuvieron lugar "en un contexto de seguridad cada vez más difícil” alrededor del país nipón".
La prueba armamentista obligó a residentes del norte de Japón y de una isla surcoreana a refugiarse en búnkeres subterráneos. Estados Unidos condenó el lanzamiento e instó a todas los países a reforzar las sanciones contra el país oriental.
El régimen afirma haber probado con éxito un potente motor de cohete, "con capacidad para lanzar satélites". Sospechan que el programa espacial esconde un programa balístico.