A más de tres meses del intento de golpista contra el presidente turco Erdogan, su gobierno señala como el cerebro del levantamiento cívico-militar al predicador Fethullah Gulen, un ex aliado auto exiliado en Estados Unidos.
Los rebeldes sirios apoyados por Turquía tomaron Dabiq, al tiempo que norteamericanos y europeos mantenían reuniones para lograr la paz. Según la agencia turca Anadolu, los enfrentamientos produjeron 9 muertos y 28 heridos.
Además de los cancilleres ruso y estadounidense, también participan de las negociaciones los ministros de Relaciones Exteriores de Turquía, Arabia Saudita y Qatar.
La reunión está prevista el sábado en Lausana (Suiza) entre los máximos responsables de la diplomacia rusa y estadounidense, Serguei Lavrov y John Kerry, así como también con representantes de Turquía, Arabia Saudí.
El acuerdo lo firmaron el ministro de Energía ruso, Alexander Novak, y su contraparte turca, Berat Albayrak, para enviar gas ruso a través del mar Negro hacia Europa.
El gobernador de Ankara, consideró probable que los dos tuvieran vínculos con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Los buscaban tras recibir una información de la provincia kurda de Diyarbakir.
El comunicado indica que el atentado se realizó "contra la opresión del pueblo del Kurdistán y el complot internacional del 9 de octubre", en referencia a la fecha en la que el fundador de la guerrilla kurda, Abdullah Öcalan, fue expulsado de Siria en 1998.
Propuesta en diciembre pasado por la Comisión Europea (CE) ante la incapacidad de Frontex, la Agencia Europea de Control de las Fronteras Exteriores que no podía afrontar la oleada de refugiados.
El autotitulado califato islámico quedó totalmente aislado del mundo exterior, informaron el primer ministro turco y un grupo opositor sirio.
El Estado Mayor del Ejército turco ya informó ayer de otra operación en la provincia suroriental de Hakkari, fronteriza con Irak e Irán.
Una tregua "está totalmente descartada" reafirmó el portavoz presidencial, Ibrahim Kalin, en declaraciones televisivas.
Ocurrió en el norte de la localidad siria de Jarbalos, donde más de 70 personas resultaron heridas de gravedad por disparos de artillería y bombardeos aéreos.