Cuatro puede ser el número que sepulte, de forma definitiva, la carrera gremial del titular de la Central de los Trabajadores Argentinos Autónoma (CTAA), Pablo Micheli, si prospera en algún momento una autoconvocatoria al Congreso Nacional de la actual mayoría de sindicatos que se oponen a lo que llaman «conducción autoritaria».

Cuatro son los millones de pesos que los dirigentes de esos sindicatos confiaron a Télam que «no figuran ingresados en el último ejercicio de esa central obrera, aunque sí se asentaron como egresados y depositados por las organizaciones de base».

«Faltan cuatro millones de pesos del último ejercicio. No hubo aún convocatoria al Congreso Ordinario para analizar la Memoria y Balance del período 2015.

El que presentó Micheli a sus pares de Comisión Ejecutiva fue rechazado de plano por supuestamente impreciso y por no registrar el ingreso de esos aportes; no figuran en ningún lado como ingresados, «aunque sí hay constancia de que fueron depositados por los gremios de base de la CTAA», puntualizaron las fuentes sindicales consultadas por Télam.

La grieta y disputa interna en la central que orienta el ex titular de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) es mayúscula y, el conflicto, estalló en diciembre de 2014, a partir de un cúmulo de factores y causas, precisa y contradictoriamente cuando se inició la era de la «legalidad» para la CTAA.

Un reciente plenario de agrupaciones, dirigentes y militantes, realizado en la sede gremial de la Asociación de Agentes de Propaganda Médica (AAPM), que lidera uno de los adjuntos de la central, Ricardo Peidro, reunió a la totalidad de los opositores a Micheli -inclusive al veterano dirigente estatal Carlos Custer- y adoptó determinaciones tajantes respecto del futuro de la entidad.

Allí se decidió como condición sine qua non «la reubicación en su cargo del histórico abogado y titular del Observatorio Jurídico de la CTAA, Horacio Meguira -habría sido desplazado de forma antiestatutaria por Micheli, hace un mes-; invalidar lo actuado unilateralmente por ese dirigente; rechazar cualquier posible fusión con la CTA del docente Hugo Yasky por ser pieza de un engranaje del Frente para la Victoria (FpV), que forma parte de las organizaciones que se identifican con el «luche y vuelve», e impulsar y construir una huelga nacional en unidad de acción con las fuerzas sociales y políticas contra las políticas de ajuste y los tarifazos del gobierno nacional».

Otra resolución fue propiciar e impulsar la convocatoria al Congreso Ordinario de la entidad, que debe aprobar o rechazar la Memoria y Balance cuestionada por gran parte de la Comisión Ejecutiva y las uniones y federaciones nacionales.

El plenario está decidido a hacer valer su condición de mayoría y, para el supuesto de dilación por parte de Micheli, se resolvió autoconvocar al Congreso Nacional, especificaron las fuentes.

Las propuestas fueron aprobadas en forma unánime por los secretarios generales, dirigentes y militantes de todas las provincias, seccionales y regionales que confluyeron en la AAPM.

Las fuentes consultadas por esta Agencia coincidieron en afirmar que «la CTAA tuvo un período de ilegalidad e informalidad, durante el cual el manejo de los fondos era discrecional (2010-14)».

Con la inscripción gremial «los manejos de Micheli continuaron siendo unilaterales; no figuran los ingresos y egresos del período y, la administración del dirigente, fue discrecional y sin rendir cuenta de los excesivos gastos en viajes injustificados».

«Se llegó a un límite. El buen muchacho de barrio que era Pablo se convirtió en un dictador y un autoritario, con actitudes del viejo y rancio stalinismo. En los últimos cinco meses no dudó en despedir sin causa a dos periodistas que trabajaban para la CTAA, a dos secretarias y hasta a un portero», aseguraron los voceros.

La dirigencia de la central creada por Víctor De Gennaro coincidió en señalar la causa final de «la locura que envuelve a Pablo desde hace ya tiempo», y reseñó que «la etapa de su personalismo y autoritarismo se profundizó luego de un viaje a Roma, en visita papal, cuando planteó a sus pares de la ATE su ambición de volver a ser secretario general» de esa organización nacional.

«Allí les pidió a sus pares que lo apoyaran para ser ungido otra vez como futuro secretario general de la ATE nacional (lugar que hoy ocupa Hugo Godoy, enfrentado sin miramientos a Micheli). Pablo insistió e insistió y procuró explicar que no tenía sindicato de base desde donde sustentar su liderazgo en la CTAA. A la manera de los fundadores de la ANUSATE -suave pero firme- le dijeron no», relataron los voceros gremiales.

Al mismo tiempo, para que el clima se enrarezca aún más en el sindicalismo alternativo, «Cachorro» Godoy, viene de ser denunciado por presunta malversación de fondos y administración fraudulenta. La demanda, ratificada ante la Justicia penal por la filial Neuquén de ATE, apunta a Godoy por un supuesto desvío de entre 40 y 50 millones de pesos correspondientes a aportes de afiliados de esa provincia durante los últimos tres años.

Esta es la actualidad de la progresiva debacle de ATE, el gremio más representativo de la CTA, que arrancó el año pasado por diferencias políticas insalvables entre sus principales líderes.

Los dirigentes consultados por Télam también le reprochan con dureza a Micheli «la pésima estrategia y decisión adoptada en la seccional porteña de la ATE, donde la división de su sector en dos listas permitió el triunfo del kirchnerista Daniel Catalano».

«Perdió en la Capital Federal y, luego, jugó con el kirchnerismo de Edgardo Depetri y el estatal jujeño Fernando Acosta contra Godoy, lo que es lo mismo que aliarse con Milagro Sala. Ante su aislamiento y desesperación por la creciente oposición, se juntó ahora con quien lo derrotó en el distrito (Catalano) y procura colgarse de los pantalones de Yasky. Como ninguna filial aporta más de forma directa ante aquel faltante millonario, ideó esa unión con el Yasky para lograr financiamiento», contaron.

Ese punto es vital para el sostenimiento de la CTA y, al mismo tiempo, representa un tobogán inquietante para Micheli.

En efecto, la ATE nacional es el sindicato que más aporta a la CTAA y, ante ese faltante de dinero y su disputa con Micheli, la conducción de Godoy hace ya rato que no gira divisas mensuales de forma directa a las arcas de la corriente sino que lo hace tal como lo determina el Estatuto de la entidad, es decir, distribuye el 70 por ciento de ese aporte directamente a las provincias.

«Antes lo hacía Pablo, quien recibía la totalidad de esos giros. Pero los distribuía cuándo y cómo quería, según el nivel de adhesión a su figura y liderazgo. Eso se acabó. Por ello viajó a Cuba y a China en procura de financiamiento. Pero no estamos en los ’60 o 70′, Eso se terminó para siempre», dijeron los voceros.

Ese aporte restante del 30 por ciento de la cuota de los gremios a la CTAA se realiza, pero previo descuento de los salarios del personal para que «Micheli no lo tenga de rehén», aseguraron los voceros sindicales.