La seccional local del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (Smata Rosario) denunció que, en las primeras horas de este martesagentes policiales de la provincia de Santa Fe reprimieron a trabajadores despedidos de Guerrero Motos que se encontraban en la puerta de la planta de San Lorenzo reclamando su reincorporación.

Este mediodía se realizó una audiencia en el Ministerio de Trabajo en la que se dictó la conciliación obligatoria, por lo tanto los trabajadores podrán volver a sus puestos laborales este miércoles.

Con respecto al accionar policial, Román Moyano, secretario gremial de Smata Rosario, sentenció en declaraciones a Conclusión: «Lamentablemente la situación va de mal en peor. Esta mañana la empresa entró a la fuerza con la policía junto con los trabajadores fuera de convenio y los contratados que tomaron para hacer el trabajo de los compañeros que fueron despedidos», contó 

 

Según afirmaron desde el gremio, los 23 trabajadores despedidos continúan con la medida de fuerza en la puerta de la planta de San Lorenzo, pero el accionar policial los privó de impedir el ingreso y la salida de vehículos. 

Al ser consultado por una posible denuncia formal contra el accionar policial que reprimió a los manifestantes, el referente de Smata señaló que el proceder de los efectivos «ayuda a la empresa a torcerle el brazo a la medida gremial para que no tenga efecto», ya que los camiones ingresan y salen «como si nada, algo que buscamos evitar».

 

«Quienes sí ingresaron a la planta fueron los contratados. No tenemos el número exacto, pero son cerca de diez. Obviamente que no tienen la capacidad ni la preparación que tienen los compañeros que fueron despedidos y tienen entre 7 y 10 años de antigüedad», indicó Moyano.

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El referente gremial aseguró que, si bien le quita poder de fuego a la medida de fuerza que llevan adelante, la actitud de los contratados genera el repudio de Smata ni de los despedidos, que comprenden el contexto económico y la alta demanda de trabajo que hay en la población. 

«Son contratados a los que uno no les puede decir nada porque, con la desesperación que hay por todos lados ante la falta de trabajo, que te llamen de algún lado para laburar es algo que no se puede rechazar», dijo Moyano.