El Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (Smata) decidió el estado de alerta y movilización nacional ante «la decisión del Estado de dejar en manos del mercado los designios de la industria», y aseguró que «se pretende que la actividad sea el estandarte de crecimiento de una política económica que poco entiende lo industrial».

Aunque reconoció que este año se venderán entre 850 y 900.000 unidades, la organización sindical señaló en una solicitada que aparecerá en los diarios nacionales que «el 75 u 80 por ciento de esos vehículos son importados y las pretendidas y anunciadas millonarias inversiones de las terminales se postergaron hasta 2021».

El sindicato que conduce Ricardo Pignanelli indicó que «la liberación de importaciones, el incumplimiento del intercambio comercial automotriz con Brasil (Flex), que impone que por cada dólar exportado se importe uno y medio, sin penalidades económicas a las empresas que lo incumplen, y una política monetaria con intereses desorbitantes y mercado cambiario liberado, jaquea a la carrocera Metalpar, que podría cerrar su planta».

«Faurecia, Brembo, Deutz, Fran, Honda y Yamaha plantean suspensiones y despidos al no poder competir con la importación. Mercedez Benz, General Motors y Ford a partir de la reducción de la producción. No es posible el diálogo con quien no sabe escuchar. Estos problemas fueron denunciados ante Trabajo, Industria, Transporte y Comercio. El gremio siempre fue bien recibido y escuchado, pero nunca comprendido. El caso más emblemático de esa situación lo protagoniza la compañía Metalpar», afirmó el documento.

También explicó que esa firma es la mayor carrocera de colectivos del país, una industria que requiere «un programa productivo que garantice volúmenes de renovación de unidades que cubran la plena ocupación de su capacidad productiva».