Gobiernos, patronales y sindicatos lograron hoy un histórico acuerdo al aprobar la primera Convención para la Eliminación de la Violencia y el Acoso en el Mundo del Trabajo en la jornada de clausura de la conferencia anual de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

«Es la primera ocasión en la que se adopta un Convenio y una Recomendación sobre violencia y acoso en el mundo del trabajo y nos permitió consensuar una definición de la violencia y del acoso», indicó hoy en el sitio web de la OIT la directora del departamento de Condiciones de Trabajo e Igualdad (Workquality) de la organización, Manuela Tomei.

Y agregó que «sin respeto no hay dignidad en el trabajo y, sin dignidad, no hay justicia social».

Por su parte Guy Ryder, director general de la OIT, señaló que «en el marco de las nuevas normas se reconoce el derecho de todas las personas a un entorno laboral exento de violencia y de acoso».

«La siguiente etapa consistirá en la aplicación de esas medidas de protección, con objeto de fomentar un entorno laboral mejor, más seguro y decente para mujeres y hombres. Estoy convencido de que se producirá una ratificación de forma rápida y generalizada para que se lleven a cabo las acciones pertinentes», agregó Ryder.

La convención reconoce, también, que la violencia y el acoso pueden ocurrir a través de comunicaciones vinculadas al trabajo, incluyendo las de carácter virtual.

Este nuevo instrumento jurídico internacional cubre a todas las categorías de personas con trabajo, independientemente de su estatus contractual, también a estudiantes, voluntarias, becarias y a aquellas que terminaron su trabajo o buscan empleo.

Del otro lado, comprende a todos los que tengan la autoridad, cumplen los deberes y responsabilidades de un empleador.

La canadiense Marie Clarke Walker, quien representó a los trabajadores en el comité que redactó el texto, dijo que la convención establece «estándares mínimos que dan a millones de trabajadores la esperanza de que trabajar sin ser víctimas de violencia es posible».

Una de las mayores dificultades que se encontraron durante los cuatro años de negociación que requirió esta convención fue definir el ámbito geográfico y las formas que podía tomar el acoso con los sindicatos que promovían un enfoque más amplio que los empleadores, que temían asumir responsabilidades que iban más allá de su capacidad de acción.

Finalmente se acordó que la convención se aplica tanto en el lugar de trabajo como en entornos relacionados o derivados de éste, incluyendo los espacios donde los empleados reciben su remuneración, donde hacen una pausa o comen, así como los servicios sanitarios y vestuarios.

La convención, que entrará en vigor doce meses después de que sólo dos estados la hayan ratificado, está complementada por una «recomendación», un texto que detalla mucho más su alcance pero que no tiene el peso jurídico de la primera porque no será de cumplimiento obligatorio.