El titular del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (Smata), Ricardo Pignanelli, aseguró hoy que en «las épocas de plata dulce, que duran poco, las empresas hacían naturalmente sus negocios financieros y solo sostenían a los trabajadores para justificar que ofrecían empleo», y explicó que en «los ’80 las fábricas licenciaban el 75 u 80 por ciento del personal porque les convenía más ese negocio financiero y comercial, lo que tuvo su costo».

En declaraciones a Télam, el dirigente mecánico que integra el Movimiento de Acción Sindical Argentino (MASA), que aspira a colocar un hombre en la futura conducción de la CGT unificada, afirmó que privilegiar el negocio financiero tuvo «un costo no inmediato pero, a la larga, muy elevado», y subrayó que ese proceso provocó «el abandono y olvido de la cultura del trabajo y la creencia de que la mejora de la calidad de vida era la especulación y no la producción».

«Ese camino es elegido en general por los intolerantes y apoyado por los imberbes. Fui castigado mucho por ese sector durante el proceso para que se sancionara finalmente la Ley de Autopartes. La norma debía haber sido sancionada el 26 de noviembre último y ello fue impedido por uno de esos imberbes. Hay liberales de derecha y de izquierda. Me quedo con los de derecha», afirmó.

Sin embargo, Pignanelli reconoció que muchas empresas ahora «trabajaron mucho y realizaron aportes para que la nueva Ley de Autopartes pudiese ser finalmente aprobada por el Congreso».

Pignanelli reivindicó la figura y la obra del tres veces presidente constitucional Juan Domingo Perón, de cuyo fallecimiento hizo el viernes último 42 años, al señalar que fue «el único que entendió el proceso de la Argentina en su época y que sembró en el país una fabulosa obra de industrialización».

«La Argentina nació como país comercial y no industrial. Eramos un mercado de negros que traficaba esclavos. La propia historia y el lunfardo lo atestiguan. Eramos acopiadores de esclavos africanos que luego se distribuían en Sudamérica, aunque provoque vergüenza decirlo. Fue explicado muy bien por José María Rosa y Arturo Jauretche», concluyó el jefe del gremio mecánico.