La automotriz Volkswagen suspenderá a unos 350 operarios entre el 16 de este mes y el 2 de noviembre próximo en su planta de cajas de velocidad en la provincia de Córdoba.

El vocero de la seccional cordobesa del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (Smata), Leonardo Almada, manifestó en rueda de prensa que «la planta de Volkswagen extenderá el período de suspensiones alcanzando 13 días».

Según el gremialista: «Se cayó el pedido de cajas desde Brasil y eso hizo que los días programados de suspensión se transformen en dos semanas», indicó.

Los afectados son los 350 empleados que se desempeñan en las líneas MQ200 A y B, que producen para los coches que se fabrican en las plantas de la firma de origen alemán en Brasil, informaron fuentes de la compañía.

Esas cajas de velocidad son utilizadas por la compañía en modelos como Gol, Golf, Seat, Bora, Beetle, Fox, Polo, Suran y en la marca checa Skoda, también del grupo empresario de capitales alemanes.

Las suspensiones -que se repetirían durante mediados o fines de noviembre por siete días- afectarán a un 40 por ciento del total de los 1700 empleados que trabajan en la planta de Córdoba.

Desde el sindicato (Smata) indican que desde ahora hasta fin de año se fabricarán en la provincia mediterránea unas 28.000 cajas menos de las programadas por lo que el recorte en todo 2015 será de 250.000.

La primera modificación al esquema anual original de producción fue en marzo, al que le siguió otro en julio.

Almada, reveló que «las instalaciones de San Carlos tienen capacidad para hacer cinco millones de cajas anuales; en su pico de producción la planta usó la mitad de ese potencial», especificó.

El escándalo

Además de esta problemática local, la situación de la automotriz se agudizó en el plano internacional y está pasando por uno de los peores momentos de su historia.

El «arreglo» de los coches trucados de Volkswagen para adecuarlos a las normas legales durará meses, admitió el nuevo presidente del gigante automovilístico alemán quien achacó el fraude ambiental a un puñado de responsables técnicos.

VW-editado

Matthias Müller, que asumió el cargo hace diez días para enfrentar la crisis, hizo esas declaraciones en su primera entrevista, publicada este miércoles, cuando vence el plazo que las autoridades alemanas dieron a Volkswagen (VW) para presentar su plan de reparación de los coches trucados.

La situación resulto peor para el «buen nombre» de la firma alemana, y por limitación extensiva para sus trabajadores, quienes deberán acomodar sus respuestas en sintonía con la merma de pedidos de Brasil y resistir con la baja de sus salarios el chubasco por el que atraviesa la automotríz teutona.

VW reconoció haber instalado en once millones de vehículos diésel de muchas de sus doce marcas un programa informático que falseaba los datos de emisiones contaminantes, a fin de superar los controles técnicos. «Si todo transcurre como está previsto, podremos empezar las reparaciones en enero, y a fines de 2016 todo debería estar en orden», declaró Müller al diario alemán Volkswagen (VW

Se trata de una operación de gran complejidad, porque las normas legales son diferentes en los diversos países donde se vendieron esos coches y estos son de diferentes modelos, de las marcas Volkswagen, Audi, Seat y Skoda. La firma anunció además el miércoles la suspensión de la comercialización de su modelo Caddy en Suecia.

Según Müller, la mayoría de los vehículos sólo necesitan una reprogramación informática, pero algunos tendrán que ser sometidos a importantes intervenciones, como el cambio de los inyectores o de los catalizadores.

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