El 15 de noviembre de 2017 no fue un día más en el calendario. Esa fecha marcaría un antes y un después en la historia argentina ya que fue el último viaje del Submarino ARA San Juan. La nave con 44 tripulantes a bordo, se hundió a una profundidad de 907 metros a unos 550 kilómetros al este de Comodoro Rivadavia. Sin embargo, aún no hay verdades certeras de lo que verdaderamente ocurrió dentro (y fuera) de la nave.

En el marco del segundo aniversario de su hundimiento, se realizará hoy en Mar del Plata un homenaje. En la ceremonia la Armada Argentina entregará una condecoración «Al honor militar» a los familiares de sus 44 tripulantes, informaron fuentes oficiales.

El acto se concretará a las 15.30 en la Base Naval de Mar del Plata, en el muelle natural del buque hasta el 25 de octubre de 2017, cuando inició su último viaje.

Los allegados participarán además en una misa en la capilla ubicada dentro de la Base y realizarán una concentración en el ingreso del predio militar, para pedir avances en la investigación del siniestro.

El San Juan perdió contacto a las 7.19 del 15 de noviembre de 2017, ocho horas después de que su jefe de operaciones informara sobre un principio de incendio en el tanque de baterías número 3, provocado al parecer por el ingreso de agua por el sistema de ventilación, mientras trataba de identificar pesqueros ilegales en medio de un fuerte temporal.

Los restos del submarino fueron encontrados por el buque Seabed Constructor, perteneciente a Ocean Infinity, una firma estadounidense contratada por el gobierno nacional para llevar adelante la búsqueda, con dispositivos capaces de operar en profundidades de hasta 6.000 metros.

La localización se produjo cerca del lugar en que se había registrado el último contacto y del sitio en el que la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares reportara durante los primeros días de búsqueda un «evento anómalo, singular, corto, violento, y no nuclear, consistente con una explosión».

El hallazgo le fue comunicado a las autoridades nacionales el sábado 17 a la medianoche. La Armada y el Ministerio de Defensa hicieron pública la noticia a la 1.05 de ese día, y en pocas horas capturó la atención del mundo, como había ocurrido al producirse la desaparición.

El casco se encontraba «en una sola pieza», «totalmente deformado, colapsado e implosionado» y sin «aberturas de consideración», con partes de la hélice enterradas y restos de tuberías, cadenas y pedazos de chapas desperdigados en un radio de 80 metros, detalló la información oficial. Estos indicios reforzaron la hipótesis de una «implosión cercana al fondo», producto de la presión a una profundidad superior a los 900 metros.

Familiares realizaron marchas, petitorios y un acampe de casi dos meses en Plaza de Mayo en demanda de la ubicación del buque y reclamo de «verdad y justicia».

44 tripulantes del ARA San Juan

Informe final sobre el ARA San Juan: “subestimación” y responsabilidades

Julio 2019.

La Comisión Bicameral del Congreso encargada de investigar el hundimiento del submarino ARA San Juan presentó en julio de este año, un  informe final, que afirma que las autoridades de la Armada «subestimaron la gravedad» del incidente que determinó el siniestro.

Los 12 legisladores que integraron la comisión presentaron el informe en el Salón de los Pasos Perdidos de la Cámara de Diputados, aunque evitaron allí puntualizar las responsabilidades en el hecho e invitaron a leer el documento, que consta de 6.900 fojas divididas en 15 cuerpos.

Esa falta de precisión» probablemente se deba a que el oficialismo firmó el dictamen pero lo hizo «en disidencia», en especial por las consideraciones respecto a las «responsabilidades políticas».

De acuerdo con el documento, el problema principal que desencadenó la tragedia fue el incendio en los tanques de batería a causa del ingreso de agua, incidente que las autoridades navales «subestimaron».

El presidente de la comisión, el senador fueguino José Ojeda, indicó que «existen disidencias sobre ciertos conceptos que podrían llamarse políticos o de interpretación» que «versan, en particular, sobre la actuación del ministro (de Defensa, Oscar) Aguad».

El informe concluye con la tarea de la comisión bicameral creada en marzo de 2018, cuando la nave todavía no había sido encontrada, y que realizó 55 reuniones con especialistas, autoridades políticas y militares y escuchó, además a los familiares de la tripulación.

En diálogo con medios de prensa, entre ellos Conclusión, Ojeda valoró que “distintas extracciones, inclusive el oficialismo, están de acuerdo en un 99% del informe, es lo más valioso que tiene este trabajo.” “Por otro lado las diferencias que tenemos son justamente una cuestión que tiene que ver con lo político, entiendo al oficialismo, que tiene que cuidar a sus ministros, nosotros no”, expresó.

Horas eternas

Mientras avanzaban los días de búsqueda, el operativo local de búsqueda dio paso a la operación SAR más grande en la historia de la navegación mundial del que se tenga memoria. Armadas de 13 países, buques militares, policiales, científicos y mercantes barrieron varias veces la superficie y profundidad del mar dentro de las áreas en las que se estimaba que podía hallarse el submarino, a partir de los últimos datos certeros emitidos por el San Juan.

Las familias de los 44 tripulantes desaparecidos, entre tanto, comenzaban a difundir comentarios efectuados por los marinos ahora ausentes acerca de las condiciones en las que la nave se encontraba. La base naval y los hoteles de la obra social naval se transformaron en el lugar de permanencia de quienes pugnaban por tener algún dato esperanzador sobre sus seres queridos. La idea de una nave en condiciones no del todo aptas para una campaña tan larga comenzó a tomar cuerpo.

Supuestos intentos de comunicación desde la nave hacia la base naval, la detección de golpes en el casco provenientes del fondo del mar a modo de pedido de auxilio y la aparición de algunos elementos flotantes como ser boyas y balsas salvavidas, tuvieron en vilo a todo un país, que prefirió en principio ignorar un contundente informe emanado del organismo de control de explosiones submarinas CTBTO que sostuvo: “A las 10:55 hora local del 15 de noviembre de 2017 se detectó en coordenadas coincidentes con la probable posición del ARA “San Juan” un evento violento, singular, anómalo, corto y no nuclear consistente con una explosión”.

HECHO «HISTÓRICO» Y RESPONSABILIDADES POLÍTICAS.

En tanto, en ese mismo marco de la Comisión Bicameral, el abogado querellante y padre de uno de los tripulantes del submarino, Luis Tagliapietra, consideró tras la presentación que es “un hecho histórico, el que una comisión del Congreso sea mucho más expeditiva que la Justicia Federal en este caso.

“Quedó en evidencia la responsabilidad de la cúpula de la Armada, tengo entendido que se tiene que trasladar al poder político, particularmente al ministro de Defensa y por carácter transitivo al presidente de la Nación, hay más responsabilidades que implican a toda la cadena de mando, independientemente del manejo del submarino”, añadió.

Si bien sostuvo entonces que “hay cosas que no se van a saber jamás, lamentablemente”, Tagliapietra aseveró que “la prueba indica claramente que la falla fue minimizada en su gravedad y no hubo apoyo, ni acompañamiento, ni directivas para que no termine en la tragedia que terminó”.

Por su parte, el diputado nacional de Cambiemos, Luis Petri, indicó que «es importante aclarar» que su espacio firmó el dictamen «en disidencia». «No compartimos la visión que tiene el dictamen de la mayoría respecto de la responsabilidades políticas, en este caso, del ministro de Defensa, Oscar Aguad, que había asumido hacia dos meses en su cartera. La normativa es muy clara respecto de las responsabilidades operacionales que existen a la hora de la conducción de instrumentos militares. Hay una disposición que quiero que tengan presente, el decreto 1691 de 2006, época del kirchnerismo, según el cual el Estado Mayor Conjunto será el órgano responsable del empleo de los medios militares en tiempos de paz”, se explayó el legislador oficialista.

Respecto a las causas de la tragedia, detalló: «Nosotros creemos que, al menos respecto de lo que es la mecánica del siniestro, hay altísimas probabilidades de que haya ocurrido a partir del incendio en la barra de baterías número 3, producto del ingreso de agua. Eso creo que está claramente demostrado, o al menos en un alto grado de probabilidades. Restan algunas pericias que puedan llegar a corroborarlo.»

Por su parte, el senador chubutense Alfredo Luenzo dijo que lo que se logró es una «aproximación a una verdad sobre la base de una hipótesis», ya que «el elemento central para tener quizás una conclusión final de lo que sucedió está en las profundidades.»

«Hay que reconstruir a partir de testimonios, de lo que quedó de historia de la nave y es muy difícil ser justos. Lo que más se debatió es lo que tiene que ver con las responsabilidades, en una cadena de subestimaciones, ahí sí estoy de acuerdo, hubo una evaluación no correcta de lo que había pasado con el incidente, el incendio en el balcón de barra no es dato menor en una nave de este tipo. Casi diríamos fue la tormenta perfecta para que esta tragedia se diera. Creo que cada uno tiene su cuota de responsabilidad, y lo digo en nombre del Estado, tanto aquellos que estamos en lo legislativo como los del Ejecutivo, tenemos que revisar algunas cuestiones», especificó el legislador.

En ese sentido, Luenzo afirmó que «hay responsabilidades políticas» y que «hay que evaluar cual es el grado».

«(Anibal) Ibarra no tiró una bengala en Cromañon, y tampoco manejaba (Julio) De Vido el tren en Once. Pero siempre hay responsabilidad política y nace a partir del presupuesto que decidís asignar a cada área. No podemos decir que no hay responsabilidad política, claro que en diferentes niveles, también del Congreso, que aprueba los presupuestos. Es un todo. Claro que no tengo la responsabilidad del ministro Aguad», concluyó.