En el contexto de la desigualdad económica mundial, todo parece estar desbocado y sin control. En 2019, el rostro elitista de la extrema riqueza, contrasta con la visible y esparcida cara de la pobreza más aberrante.

Es así que según un estudio de enero de 2020, publicado por el Comité de Oxford para ayudar a la hambruna (Oxford Committee for Famine Relief – Oxfam), el 1 % más rico de la población mundial, posee más del doble de riqueza que 6.900 millones de personas. Según analiza Oxfam, la convivencia de estos extremos, arroja también que los 22 hombres más ricos del mundo poseen más riqueza que todas las mujeres de África.

Según las estimaciones más recientes del Banco Mundial, “prácticamente la mitad de la población mundial vive con 5,50 dólares al día mientras que el ritmo de reducción de la pobreza ha caído a la mitad desde 2013”.

Otro dato que sorprende es el que surge del análisis del año 2019, en el que 2153 milmillonarios que había en el mundo, poseían más riqueza que 4.600 millones de personas.

Por donde se mire estos números, el resultado será siempre el mismo: la inequidad y la injusticia serán las resultantes inexorables del estudio. Tal es así, que desde Oxfam se ocuparon de ilustrar esta situación con algunos ejemplos: “Si una persona hubiese ahorrado 10 000 dólares diarios desde el momento en que se construyeron las pirámides de Egipto, ahora poseería tan solo una quinta parte del promedio de la fortuna de los cinco milmillonarios más ricos del mundo”.

Y otro más que dice que “si cada persona se sentase sobre el dinero que posee apilado en billetes de cien dólares, la mayor parte de la humanidad se sentaría en el suelo. Una persona de clase media de un país rico se sentaría a la altura de una silla. Los dos hombres más ricos del mundo estarían sentados en el espacio”.

Por otra parte, y a la hora de analizar las razones de la existencia de esta enorme brecha, la institución estima que “es consecuencia de un sistema económico fallido y sexista. Se trata de un modelo económico defectuoso que ha acumulado enormes cantidades de riqueza y poder en manos de una élite rica, cuyos beneficios se deben en parte a la explotación del trabajo de mujeres y niñas y a la vulneración sistemática de sus derechos”.

“El valor económico del trabajo de cuidados no remunerado que llevan a cabo en todo el mundo las mujeres de 15 o más años asciende al menos a 10,8 billones de dólares anuales, una cifra que triplica el tamaño de la industria mundial de la tecnología”, reza el informe.

En tanto, Oxfam se ocupa de aventurar un posible cambio en el sistema impositivo global cuando expone: “Un incremento de tan solo el 0,5% adicional en el tipo del impuesto que grava la riqueza del 1% más rico de la población en los próximos diez años permitiría recaudar los fondos necesarios para invertir en la creación de 117 millones de puestos de trabajo en sectores como la educación, la salud y la asistencia a las personas mayores, entre otros, acabando así con los déficits de cuidados en estos ámbitos.

A la hora de hacer un pronóstico, el estudio no indica un futuro alentador ya que expone que “si no se adoptan medidas firmes, la situación empeorará mucho más”.

Enseguida, señala que “el envejecimiento demográfico, los recortes en el gasto público y el cambio climático amenazan no solo con agravar la desigualdad económica y de género, sino con acentuar la crisis que afecta al trabajo de cuidados y a las personas que los proveen”.

La élite rica y poderosa podrá utilizar su dinero para librarse de las consecuencias de esta crisis, pero las personas en situación de pobreza y privadas de poder no tendrán esa oportunidad”, finaliza.