Por: Belén Corvalán 

Los repetidos casos de chicos víctimas de bullying en las escuelas es una problemática que cada vez torna mayor gravedad. Hostigamiento, acoso constante, maltrato tanto físico como verbal dirigido a una sola persona, son las formas en que se manifiesta este tipo de violencia dentro de las aulas, de la que una de las resoluciones inmediatas termina concluyendo en un cambio de escuela, y no en la búsqueda por resolver el tema de raíz.

En diálogo con Conclusión, la Psicopedagoga Pamela Gabriel, señaló que en principio es necesario tener en claro la gravedad que conlleva este tipo de situaciones de hostigamiento que se ven cada vez con mayor frecuencia, y que pueden desarrollar consecuencias negativas durante la adultez. La especialista destaca que es necesario comprender que la primera educadora de los niños es la familia, ya que es desde donde se trasmiten y se reproducen los principales valores.“Si no los tienen muy difícilmente los puedan llevar en la escuela”, indicó la especialista. Por ello el rol del núcleo familiar es primordial ante este tipo de situaciones. 

Asimismo, las instituciones escolares también deben asumir el compromiso correspondiente e involucrarse para que no ocurran estos episodios violentos.“Muchas veces las escuelas minimizan un problema que termina siendo muy grave”, destaca la profesional, y manifiesta que suele ser por no meterse o por falta de capacitaciones para abordar este tipo de conflictos. «La maestra tiene un rol muy importante frente a los chicos, es un referente adulto dentro del aula. Esto pasa en las escuelas porque los docentes habilitan este tipo de situaciones entre los compañeros». Por eso esta problemática tiene que involucrar a todos,  en primera medida, a la escuela quien como institución debe asumir la responsabilidad que le corresponde, así como también la intervención de todos los padres del curso, no sólo del que es víctima.

Detectarlo a tiempo para no llegar a una situación límite, permite poder abordarlo de otra forma. Para eso es necesario que la familia esté alerta y atenta a los comportamientos que podrían estar diciendo algo, ya que en la mayoría de los casos, quienes lo padecen suelen ocultar el acoso por miedo, o vergüenza.

Algunos indicadores:

-Cambios abruptos de conducta: repentinamente se vuelven introvertidos, tímidos, callados

-Empeoramiento del rendimiento escolar

-Falta de ganas a la hora de realizar la tarea escolar

-No quieren jugar, asistir a cumpleaños, no invitan compañeros a jugar

-Falta de comunicación

-Mucha angustia, que obstaculiza que puedan contar lo que realmente están sufriendo

-Pérdida de apetito, se niegan a comer

-Agresivos para con su familia, ante la falta de herramientas para defenderse del maltrato

¿Qué hacer o cómo se debería actuar ante un caso de bullying?

-Hablar con el niño, que lo puedan contener

-No asustarse

-Tomarlo con seriedad, no minimizarlo

-La violencia genera más violencia: que padres y madres no motiven a devolver las agresiones

-Hacer reunión de padres

-Comunicarlo a la escuela, y tomar las medidas pertinentes: si es necesario que el niño comience terapia psicológica

-Contemplar el cambio de escuela si la situación lo amerita, aunque no tendría que ser la forma de resolución