Por Alejandro Maidana

De manera sigilosa, pero conservando su paso firme, las reivindicaciones históricas de los pueblos preexistentes al Estado, siguen su camino con la dignidad como bandera y la autodeterminación como horizonte.

Mientras que en lo que supo ser “El Gran Chaco” los hermanos Wichí batallan contra el olvido en todas sus formas, distintas etnias propugnan por sobrevivir llevando adelante la discusión sobre la necesidad de tierras, viviendas y el acceso al agua, un derecho humano convertido en utopía para los pueblos indígenas.

Emergencia habitacional y el derecho al acceso al agua

Al ritmo de una frontera sojera que solo entiende de desmonte y fumigación, aquellos que fueron corridos por el argumento capital, siguen buscando asilo y oportunidades en las grandes metrópolis que ofician de “contención”.

La incesante migración interna, de la cual muy poco se habla a la hora de profundizar el debate sobre un modelo productivo tan destructivo como especulador, sigue impulsando el destierro de quienes se niegan a hipotecar su cultura pese al avance del alambre.

Rosario tiene una barriada que reúne a más de 20.000 hermanas y hermanos originarios en la zona noroeste, sus reclamos y reivindicaciones son de larga data, al derecho al acceso al agua potable y de calidad, se le suma una emergencia habitacional que acorrala los días de aquellos que no se resignan a ser “los últimos orejones del tarro”.

Para conocer de manera medular la lucha que vienen llevando adelante las comunidades indígenas de nuestra ciudad, Conclusión dialogó con Luis Báez, referente de la etnia Mocoví. “Venimos planteando la emergencia habitacional desde el año pasado, luego del intento de toma de tierras las y los vecinos y posterior represión, se propuso avanzar en una reunión para poder acercar las partes”, indicó.

Relevamientos realizados dentro de la comunidad, acercan números concretos para poder trabajar sobre los mismos. “Pudimos censar a 315 familias con sus datos completos, situación social, si cuenta o no con un terreno, dicho relevamiento se lo entregamos a los funcionarios municipales y lo acercamos también al Distrito Oeste. Algo que también nos preocupa de sobremanera es la cuestión sanitaria, son muchísimos los casos de tuberculosis que atraviesan a la comunidad, sumado a la falta de agua en el barrio”, enfatizó Báez.

El reclamo al derecho al agua segura y de calidad sigue firme y espera por decisiones concretas, “esto es algo fundamental para la vida humana, un derecho que parece no ser para todos y por el cual seguimos reclamando de manera enfática. Otro punto de suma valía que hemos tratado con los funcionarios municipales, tiene su anclaje en el Centro de Salud, el mismo está desabastecido y ha quedado obsoleto para una barriada de más de 20.000 habitantes”.

Las críticas a los encuentros que se realizan en el CIDEL (Centro de Innovación y Desarrollo Local) cito en Maipú 835, también fueron eje de las distintas reuniones. “En este lugar se llevan adelante distintas reuniones sobre los requerimientos de las comunidades originarias, pero de espaldas a las mismas. Nosotros tenemos la certeza que esto es solo marketing, existe mucho enojo y el mismo se trasladó a la movilización de días atrás que portaba tres consignas. Nuestro manifiesto es concreto, que decidan con nosotros pero no por nosotros, y la importancia del respeto a la autodeterminación de los pueblos”, indicó el referente Moqoit.

Las charlas con Martín Illia, Coordinador General de la Secretaría de Género y Derechos Humanos, avanzan de manera sostenida brindando un concreto acercamiento entre ambas partes. “Vamos a seguir insistiendo en los históricos reclamos, la emergencia habitacional y sanitaria, y el derecho al acceso al agua. Esto acompaña a un pedido que impulsamos desde hace mucho tiempo, y que sostiene que la Dirección de Pueblos Originarios de la Municipalidad, sea dirigida por las distintas comunidades”, concluyó Luis Báez.

A los pedidos antes mencionados, se le suman a nivel provincial la necesidad de la creación de la Dirección de Docencia Intercultural Bilingüe. Esto claramente va de la mano de los cargos, ya que el año pasado alrededor de 60 hermanas y hermanos se han capacitado para ser docentes interculturales y aún se desconoce el número que finalmente se va a cubrir con los mismos.