Por Alejandro Maidana

“En cuanto al poder disciplinario, se ejerce haciéndose invisible; en cambio impone a aquellos a quienes somete un principio de visibilidad obligatorio”.

Michel Foucault

El amor como ariete, no existe otro sentimiento que pueda irrumpir en el encierro con la sola intención de torcer una realidad sombría para quiénes lo transitan. Avanzar con la premisa de no mirar hacia atrás, de no tambalear ante la desigual correlación de fuerzas, consolidar un verdadero apostolado que acompañe con todas sus particularidades, los sueños de libertad.

Acercar herramientas emancipadoras para poder pintar con colores vivos, una lúgubre cotidianidad que no claudica a la hora de imponer su deshumanizante agenda. El encierro y su telaraña, un castigo que solo está en condiciones de acercar una tranquilidad tan ficticia como enajenante. Bajo estas reglas de juego impuestas por un sistema que no deja de parir desigualdad, los pibes privados de su libertad del ex IRAR, hoy Cerpj (Centro Especializado de Responsabilidad Penal Juvenil), siguen exponiendo sus inquietudes y construyendo futuro.

Los pibes, nuestros pibes, adolescentes atravesados por un sinfín de historias que buscan ser silenciadas para la conservación de un statu quo enemigo de las transformaciones que puedan interpelarlo medularmente. Atesorando esas vivencias, y cobijando los caminos transitados, un importante grupo de talleristas en contextos de encierro enmarcados en el programa provincial Santa Fe Más, cerraron el año colectivizando los maravillosos trabajos realizados.

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Motivar, contener, acompañar, pero por sobre todo escuchar, esta es la tarea que estoicamente llevan adelante quienes tienen la certeza de que otro mundo, más justo u equitativo, es posible. En el Centro Especializado de Responsabilidad Penal Juvenil, son múltiples las alternativas con las que pueden contar los pibes, desde el taller de huerta, pasando por taekwondo, herrería, carpintería y audiovisual. Destacando que la diversidad de herramientas que se pueden encontrar en el encierro, tiene como meta fundamental, preparar las vidas para convivir con la hostilidad del afuera.

Talleristas en contexto de encierro, un camino anclado en el amor

Julio Gandini lleva adelante el taller de carpintería, desde los diversos trabajos en madera, busca generar que los adolescentes exterioricen y compartan sus sentimientos.  “Si bien este fue un año que lo comenzamos con muchas alegrías ya que pudimos volver a encontrarnos luego de la pandemia, conocer varios pibes, su historia, sus ganas de salir adelante, terminamos el mismo con la noticia de un pibe más muerto a balazos, su nombre era Dalmiro Benzi. Dalmiro fue un pibe que transitó por todos los talleres del Cerpj”, le dijo a Conclusión.

A través de este taller nos preguntamos en qué mundo queremos vivir, y de algún modo, en las mínimas cosas empezamos a construirlo

Volviendo al trabajo, Gandini sostuvo que fue un año en donde se pudo aprender mutuamente, generando lazos nuevos, compartiendo mates, ya que sostener o trabajar con maderas sirve de excusa para expresarse. “A través de este taller nos preguntamos en qué mundo queremos vivir, y de algún modo, en las mínimas cosas empezamos a construirlo. En fin, ha sido un año de muchos momentos alegres, pero la muerte empaña todo, con la muerte no se puede, la muerte de un pibe te hace pensar en el cambio urgente que tenemos que dar como sociedad. Estos pibes no son un peligro, son víctimas de un sistema que los excluye, son víctimas de la avaricia humana que se concentra en acumular cada vez más. El año que viene continuaremos, ojalá con más igualdad de derechos y más oportunidades para estos pibes que sueñan con una vida más larga y más hermosa”.

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Herrería es otro de los talleres que llevan adelante los adolescentes, el mismo comenzó aproximadamente hace unos 6 años. En el inicio se llevó adelante a través del Programa Redes, luego paso a estar en la órbita del programa Nueva Oportunidad, y actualmente depende del Programa Santa Fe Más. “Siempre estuvieron coordinando el Ministerio de Desarrollo Social y el Ministerio de Educación. Con esta ensalada de instituciones, y con algunas otras más, se fue desarrollando el taller con el aporte de coordinadores de estos programas, indicó Nicolás Supuyo, tallerista de este oficio.

Sobre todo, se destaca que los pibes, al estar privados de la libertad, tienen ganas de hacer y se embarcan instantáneamente con las actividades

En el Centro Especializado de Responsabilidad Penal Juvenil (Cerpj) transitan jóvenes entre 16 y 18 años que tienen algún conflicto penal con la ley. Esto hace que el taller tenga ciertas particularidades relacionadas al contexto de encierro. “Sobre todo, se destaca que los pibes, al estar privados de la libertad, tienen ganas de hacer y se embarcan instantáneamente con las actividades. Al ser un taller de un oficio tradicional que en el imaginario está relacionado estrechamente al trabajo, nos pasó que antes de comenzar la proyección era: vamos a enseñar el oficio de herrería a los pibes, para que cuando salgan tengan una herramienta para insertarse en el sistema que tanto los expulsó. Bueno, está mal, pero no tan mal. Las intenciones eran buenas pero la realidad nos mostró que iba por otro lado. Hay un sentimiento paternalista un poco raro en este enunciado, en donde uno va a decirle al joven como tiene que vivir. El objetivo que nos planteamos es generar un espacio de trabajo positivo donde intercambiar saberes, un lugar donde se transforman materiales, donde se hace. Hay aprendizajes que tienen que ver con lo técnico, soldar, el uso de herramientas, manipulación del hierro, etc.  Y hay aspectos de otra índole, como aprender a trabajar con un otro, a proyectar en grupo con objetivos comunes, aprender a que todos somos capaces de construir”.

Por último, y a modo de reflexión, queremos manifestarnos en contra de los proyectos que proponen la baja de edad de imputabilidad

En el taller se generan proyectos por donde los jóvenes van transitando. En el 2019 tuvieron algunas experiencias de producción destinada a comercializar, generándose situaciones muy interesantes. “En el 2020 y el 2021, y transitando la pandemia, no fue fácil llevar adelante estos espacios por la intermitencia de los encuentros. Para el 2022 queremos incursionar en los micro emprendimientos de producción. Por último, y a modo de reflexión, queremos manifestarnos en contra de los proyectos que proponen la baja de edad de imputabilidad. Desde el punto de vista socio-político, son propuestas que plantean un estado libre de responsabilidades. Como si el delito y las carencias del pueblo no estuvieran relacionadas. Desde el punto de vista estadístico ya hay suficientes experiencias negativas (Brasil) como para seguir buscando soluciones punitivistas sin profundizar en las problemáticas”.

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En el devenir de los distintos talleres, emerge uno relacionado a todo lo que da vida, al rebrotar de colores, olores y sabores que tienen la enorme facultad de hacernos sentir vivos. Por todo lo antes mencionado, la importancia de un espacio creado desde la tierra, encierra un sinfín de argumentos transformadores. El taller de huerta es dirigido por Mariano Costa, quien no dudó en sumar su experiencia en el ex IRAR. “En la huerta venimos trabajando desde el 2017 bajo la modalidad de capacitación laboral o taller. Desde ese momento se comienza un trabajo en conjunto con los jóvenes que se encuentran en el Cerpj. En ese espacio vamos aprendiendo como podemos diseñar una huerta con una mirada agroecológica, claro, porque en la huerta todas y todos colaboramos, desde las plantas aromáticas que dan lugar a los bichos buenos de la huerta, hasta los jóvenes, acompañantes juveniles, la compostera, que nos provee de tierra y toda yerba buena que quiera colaborar en ella”, expresó.

Aparte les contamos a quien quiera saber, como está compuesta una semilla y por qué germina cuando se le da las condiciones necesarias para romper esa cáscara para que de ahí salga una planta

Durante el desarrollo del taller realizado este año durante los martes y jueves del año, se fue trabajando en como poder llevar adelante la huerta durante las 4 estaciones. Reconociendo qué especies se pueden cultivar en otoño-invierno, y cuales en primavera-verano. “Aparte les contamos a quien quiera saber, como está compuesta una semilla y por qué germina cuando se le da las condiciones necesarias para romper esa cáscara para que de ahí salga una planta. Una planta que se formará después del paso del tiempo y un correcto cuidado, eso incluye regar, carpir, tutorar, desbrotar y demás prácticas que requieran cada cultivo. Y ahí, en ese momento, cuando ya está para ser cosechada, lo podemos reconocer y hacer la manera de cosecha indicada, cortar, descalzar, arrancar frutos, luego esa verdura se degusta en los sectores, o bien alguna ensalada en la oficina de acompañantes”.

Charlando con los que han pasado y siguen pasando por la huerta, se coincide que los momentos más lindos de ella, son los de la transición entre la primavera y el verano

Sembrar para cosechar, vaya paradoja que brota desde la frialdad del encierro. La huerta es un lugar que indudablemente nos muestra la poderosa capacidad que tiene la soberanía alimentaria. “Recolectamos lechuga, acelga y rúcula durante todo el año. Después, en esos momentos de fríos invernales hemos cosechado habas, coliflores, repollos corazón de buey y algunas zanahorias. Cuando tenemos ese sol pleno de verano, ya aparecen las cañas con las que tutoramos los tomates y más de un verano hemos cosechado berenjenas, pimientos y algunos melones, si, leyeron bien, melones. Pero charlando con los que han pasado y siguen pasando por la huerta, se coincide que los momentos más lindos de ella, son los de la transición entre la primavera y el verano. Ahí es como que la huerta toma distintos tonos de colores y las plantas están más altas. Hablando de plantas altas no nos queremos olvidar de la famosa Higuera, que sigue dando riquísimos higos y el limonero flacucho que sigue en pie”.

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Mario Roldán junto a un grupo de colaboradores (instructores), ingresó al Cerpj con una disciplina deportiva que, previamente, tuvo que derribar una serie de prejuicios. Una vez solucionados los mismo, un imprescindible arte marcial como los es el taekwondo, puso primera para delite de los pibes. “El trabajo en el Cerpj fue todo un desafío por un cumulo de situaciones, tanto desde lo institucional, como el lugar en donde se lleva a cabo, un contexto de encierro. La recepción de los chicos fue genial, desde el primer día en donde nosotros realizamos una exhibición, los chicos quedaron muy enganchados. Cabe destacar que pudimos trabajar con todos los sectores, pudiéndoles mostrar que este deporte está cargado de disciplina, respeto y todos los valores propios del arte marcial, en un lugar al que tildan de imposible”.

Terminamos trabajando con cuatro sectores a la vez, esta fue una experiencia genial, ya que había mucha reticencia para con el taekwondo, ya que se temía que el mismo habilitase a que los pibes se golpeasen generando más violencia

El equipo de trabajo de este particular taller, impulsó que los chicos pudiesen entender lo que se estaba llevando adelante, para de esa manera consolidar distintos grupos de trabajo. “A mediados de año tuvimos un examen, y en el transcurso del 2021 fuimos realizando la integración con otros grupos siempre a través del deporte. Terminamos trabajando con cuatro sectores a la vez, esta fue una experiencia genial, ya que había mucha reticencia para con el taekwondo, ya que se temía que el mismo habilitase a que los pibes se golpeasen generando más violencia. Los chicos terminaron el año haciendo un examen unificando tres sectores. La idea a futuro es poder ampliar esto con el objetivo de plantear que cada taller pueda trabajar con todos los grupos. Quiero destacar que al taller de taekwondo también lo llevaron adelante dos pibes de barrios que se están formando como instructores, mi figura fue la del adulto que coordinaba las actividades”.

Otro de los talleres que tienen un profundo impacto en las subjetividades de los pibes, ya que encuentran en el un verdadero canal en donde expresar lo que, por mandato social, se encuentra reprimido, es sin dudas el audiovisual. Pablo Madusi y Amalia Di Santo son los encargados de darle vida a un sinfín de sueños e ideas, un lugar que habilita a teletransportarse a regiones pletóricas de felicidad que dejen atrás la opresión de las rejas. “Este recurso nos permite que los chicos puedan expresar sus deseos de poder estar en otros lugares desde la actuación, al encontrarse privados de su libertad, es algo que los entusiasma bastante. Para las muestras siempre concurren las familias de los chicos, como venimos haciendo, proyectamos los cortometrajes seleccionados por cada grupo de los que participaron. En esta oportunidad también hicimos un bodegón, un living, que no es otra cosa que un set de fotografía ambientado de esta manera para que los jóvenes puedan pasar con sus familias y disfrutar del mismo”.

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Durante el 2021 se realizó un ciclo medianamente completo, pese a tener que soportar algunos cierres producto de la pandemia

El taller audiovisual en el Cerpj se desarrolla hace seis años, primero fue con un proyecto que se hizo a través de la Defensoría de niñas, niños y adolescentes, finalizado el mismo, lo tomó el programa Nueva Oportunidad para continuar a partir del 2019, dentro del Santa Fe Más. “Durante el 2021 se realizó un ciclo medianamente completo, pese a tener que soportar algunos cierres producto de la pandemia. Al taller lo llevamos adelante dos profes, quién te habla y Amalia, que tenemos un encuentro semanal con dos grupos de jóvenes, dos turnos, los mismos tienen una duración aproximada de una hora y media, y consisten en crear una pequeña historia, un pequeño cortometraje, desde la idea, pasando por el guion y la realización, el rodaje”.

Se trata siempre de que apelen a cosas de la imaginación, cuestiones que tangan que ver con sus deseos, a los lugares a los que les gustaría ir, y lugares a donde les gustaría estar

Luego de hacerse con el material, los profes lo extraen y le reelaboran, lo editan y compaginan. Los mismos cuentan con un programa que elimina el fondo verde en donde llevan adelante la grabación de las escenas, para después montarle una imagen que permita que los personajes se encuentren en otra parte. “Otro recurso del taller son los vestuarios, que permite que los chicos construyan personajes, para de esa manera elaborar la historia en base a los mismos. Se trata siempre de que apelen a cosas de la imaginación, cuestiones que tangan que ver con sus deseos, a los lugares a los que les gustaría ir, y lugares a donde les gustaría estar.  Son recurrentes las ideas de ser músicos, jugadores de fútbol, y estar en cualquier lugar que los aleje de esas cuatro paredes en las que se encuentran”.

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Participamos con un corto (A dedo por el mundo), que realizamos con los jóvenes de un grupo, teniendo que intensificar algunas herramientas

Por otra parte, Amalia sostuvo que durante este año hubo dos momentos en el taller que son para resaltar, aparte de la tradicional muestra, uno tiene que ver con la participación en un festival latinoamericano de video denominado Soñar, soñar. “Allí participamos con un corto (A dedo por el mundo), que realizamos con los jóvenes de un grupo, teniendo que intensificar algunas herramientas, ya que llevó más tiempo que el habitual. El corto se proyectó en nuestra ciudad, más precisamente en el Centro Cultural del Parque España, gracias al programa Santa Fe Más, pudimos ir a la presentación junto a un joven que se encontraba con detención domiciliaria, y que había participado. Fue una experiencia tan rica como interesante”.

Se convocó a todos los jóvenes que se encuentran en el instituto a realizarse un retrato, por ello el zoom del Cerpj se convirtió en un gran estudio fotográfico con mucha iluminación

Otro momento que, si bien terminó en la muestra, fue una gran sesión de fotos que se realizó en el lugar, y que denominaron Una buena versión de mí. “Se convocó a todos los jóvenes que se encuentran en el instituto a realizarse un retrato, por ello el zoom del Cerpj se convirtió en un gran estudio fotográfico con mucha iluminación. Esto generó una interesante devolución sobre la imagen, situación que lo llevó a sorprenderse de cómo había quedado su retrato. Luego esa foto se imprimió, y en el día de la muestra, se la repartió a cada joven que había participado. La misma también fue muy bien recibida por las mamás, quienes solicitaron esa fotografía para hacerla enmarcar”.

Necesitamos un lugar que pueda alojarlos, un lugar en donde los jóvenes puedan participar, sentirse ellos mismos en un sitio para que no pueda existir la posibilidad de una vuelta al encierro

Por último, quien sumó su voz y reflexión, fue Javier Ruiz Díaz (Coordinador del Centro Especializado de Responsabilidad Penal Juvenil) quién después de un extenso derrotero en la articulación de políticas inclusivas, enfatizó: “En lo particular, lo que significó este año de trabajo en torno a los talleres en contextos de encierro, más específicamente en el Cerpj, sigue teniendo su anclaje en seguir intentando los espacios en el afuera. Necesitamos un lugar que pueda alojarlos, un lugar en donde los jóvenes puedan participar, sentirse ellos mismos en un sitio para que no pueda existir la posibilidad de una vuelta al encierro. La reflexión de este año entrelaza sensaciones ambiguas, si bien fue muy duro, también pudimos realizar muchas cosas que necesitaron previamente sortear muchas trabas que le imposibilitaban su desarrollo. El sueño sigue siendo poder construir un mundo mejor, teniendo su raíz en las oportunidades para los pibes, y eso solo se puede lograr trabajando, articulando con las diferentes patas para poder concretar la idea. Una idea sin inversión, es solamente eso, una idea. Sin amor, nada puede triunfar”.