Cada 13 de octubre se celebra el Día Mundial del Huevo con el objetivo de recordar a la población los múltiples beneficios que el consumo de esta proteína tiene para la salud humana. Este alimento de origen animal, producto de las gallinas ponedoras, es uno de los más completos que existen. Su contenido es altamente nutritivo, accesible y fácil de conseguir.

En Argentina se consumen 322 unidades de huevos per cápita por año. Este número le ha permitido al país ubicarse recientemente en el tercer lugar a nivel mundial y está sólo detrás de México y Japón como uno de los mayores consumidores del mundo.

Para tener una visión, según cámaras nacionales del sector, en el 2022 se produjeron 15.291.600.000 unidades: de ese total, 14.603.500.000 fueron destinados al consumo interno. Esto significa que del total de unidades que se producen, el 96,8% se destinan al país, y el restante 3,2% a la exportación.

En perspectiva de salud, el huevo es fuente de vitaminas A, E y K, contiene colina que es necesaria para la formación y el correcto funcionamiento del cerebro y el sistema nervioso, además de contener ácido fólico, biotina, riboflavina, ácido pantoténico, fósforo, hierro, zinc, selenio, vitamina B1, B6 y B12, así como proteínas ricas en aminoácidos que ayudan a mantener en buen estado los músculos y los huesos del cuerpo.

A pesar de ser un alimento super funcional y altamente nutritivo, existen muchas creencias con respecto a su consumo, entre ellos, estos son los cinco principales mitos:

  • Es malo para la salud porque eleva el colesterol: por el contrario, el consumo de huevos no está ligado a un aumento importante de colesterol sanguíneo. Aunque la mayor parte de los alimentos ricos en colesterol suelen ser también ricos en grasas saturadas, el huevo no lo es. Los principales responsables dietéticos del aumento de los niveles de colesterol en sangre son las grasas saturadas y las parcialmente hidrogenadas. Un huevo de tamaño medio contiene unos 200 mg de colesterol, pero tiene más grasas insaturadas, beneficiosas para la salud.
  • Los huevos marrones son más nutritivos: las propiedades nutricionales de los huevos blancos y marrones son idénticas. La diferencia en el color de la cáscara está relacionada con la raza de la gallina que los produce. Las gallinas de razas marrones ponen huevos con cáscara de color, mientras que las gallinas blancas ponen huevos de cáscara blanca.
  • Es bueno comer huevo crudo: comer huevos crudos podría ser peligroso para el organismo. Las aves de corral pueden ser portadores de bacterias como la Salmonella, estos microorganismos se pueden propagar de las aves a sus huevos, por lo tanto, siempre se deben manipular y cocinar los huevos de manera adecuada para prevenir potenciales enfermedades y aprovechar todos los nutrientes de este alimento.
  • El huevo se debe lavar: los huevos se deben lavar antes de consumirlos, no al guardarlos. La limpieza previa al almacenamiento podría abrir la puerta a la entrada de microorganismos al eliminar la fina película protectora de la cáscara, que es porosa. Se aconseja lavar los huevos antes de consumirlos asegurándose de secarlos cuidadosamente con papel de cocina desechable.
  • Es mejor comer solo claras: la proteína se encuentra principalmente en la clara, aunque también en menor cantidad en la yema. Tanto la clara como la yema brindan una excelente combinación de nutrientes, este alimento en su totalidad aporta 75 kcal por unidad. Además, comer sólo la clara o sólo la yema genera mucho desperdicio de alimentos.

Argentina es uno de los tres mayores consumidores de huevos a nivel mundial.

Las granjas y el entorno donde crecen las gallinas ponedoras juegan un papel clave, al igual que el cuidado de su salud. Juan Esteban Calvo, director de la Unidad de Avicultura y Porcicultura de MSD Salud Animal Argentina, explica que “la calidad va a depender de la crianza que se les brinde a las aves”.

Como la salud animal y humana están interconectadas, es fundamental que las gallinas ponedoras estén vacunadas para mantener las aves sanas y evitar trasladar riesgo a la salud del consumidor.

De esta forma se pueden evitar enfermedades como la Salmonella, que puede afectar la salud de los consumidores, de las aves y el bienestar productivo y económico del productor.

En el país, el SENASA es el organismo que se encarga de controlar y regular los estándares de calidad de este alimento que se consume cada vez más en la mesa de los argentinos.