En Francia, el doctor Didier Raoult compareció este miércoles ante una Comisión de la Cámara de Diputados, explicando su visión de la pandemia. Cuestionó la gestión de la pandemia, defendió el uso de la controvertida hidrocloroquina y la modelación matemática, sin olvidar los supuestos conflictos de interés entre laboratorios y personalidades médicas.

Durante las tres horas que duró la audición, el doctor marsellés denunció este miércoles repetidamente los supuestos “conflictos de interés” en el seno de las instancias de investigación médica y del Consejo Científico que asesora al gobierno, agregando citas filosóficas y digresiones históricas.

El microbiologista criticó también la organización de las pruebas de detección -centralizadas por el Instituto Pasteur-, calificándolas de “totalmente arcaicas” y afirmando que la versión oficial, según la cual no era posible practicar las pruebas, no era cierta. Lo hizo Invocando el hecho de haberlas multiplicado en su propio Instituto, el IHU Méditerranée.

Didier Raoult explicó haber abandonado el Consejo Científico -conformado por el Gobierno en la toma de decisiones frente a la pandemia-, estimando que discutía temas políticos que no le concernían, como el confinamiento. Al mismo tiempo, aseguró que lamentaba que las recomendaciones terapéuticas hubieran sido hechas por fuera de dicha instancia.

El investigador de renombre criticó el uso excesivo de la modelación matemática, calificándola de nueva religión, sin olvidar insistir, en que algunos detractores de la hidrocloroquina estarían ligados financieramente al laboratorio Gilead, fabricante de otra molécula, agregando haber recibido amenazas en ese sentido.

“No digo que hayan sido comprados para eso”, templó, evocando “un ecosistema”, “relaciones de familiaridad”, “que puede cambiar la forma en que se juzgan las cosas”.

Dijo que él mismo había recibido amenazas de “la persona que más dinero ha recibido de Gilead en los últimos seis años”, sin nombrarlo.

Al mismo tiempo, volvió a defender ante el coronavirus el uso de la hidroxicloroquina, que fue prohibido por el gobierno para tratar la Covid-19.

“Quienquiera que dijera que no podíamos usarlo, cometió un error. (…) Que el Estado se haga cargo de las tareas de atención habitual en lugar de los médicos y les prohíba hacer cosas banales, no estoy de acuerdo”, argumentó.