Por Alejandro Maidana

En Pueblo Andino como en gran parte de la República de la soja, el agronegocio se mueve como pez en el agua, amos y señores de los días de la ruralidad, basan sus oscuras prácticas en el esparcimiento de venenos. Un verdadero calvario para todas aquellas familias que deben contemplar como su vida se condicionada de manera alarmante.

Los pueblos fumigados, esos que vienen gritando su dolor en la más impávida soledad, siguen transitando sus tormentosos días sin poder encontrar una salida, ya que el Estado hace las veces de garante de este impúdico ecocidio.

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La dignidad es aquella que sigue imponiéndose ante tamaña demostración de desidia y deshumanización, situaciones fogoneadas por los silencios cómplices y la deleznable imposición del poder económico.

Este viernes alrededor de las 9.30 se estaba realizando una fumigación que claramente violaba los protocolos con los que debe contar la misma, solo bastaba con contemplar el viento circundante para poder percatarse. En ese marco, un incendio comenzó a producirse en el campo.

Alertados por las malas condiciones en que se estaba llevando adelante la aspersión, un grupo de vecinos, que vive constantemente el drama de las fumigaciones, denunció el hecho. “Nos comunicamos de inmediato con la Guardia Urbana, y sin reparo alguno nos dijeron en la cara que las condiciones climáticas estaban dadas para poder fumigar, cuando a las claras se evidenciaba otra cosa. Después de esto llegó la policía que tampoco brindó una salida inmediata, mientras tanto, el mosquito iba y venía esparciendo veneno”, le dijo a Conclusión Pedro Castro, vecino del lugar.

Vivimos una situación muy angustiante, después de esto comenzaron a llegar más vecinos atravesados todos por una sensación de impotencia descomunal. Fue en ese momento, en el que los pobladores se desplazaban exteriorizando su descontento, que comenzó a verse un incendio en una parte del campo que estaba siendo fumigado”, enfatizó.

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El fuego se extendió por más de un 1 km, teniendo que intervenir en el mismo, bomberos de las localidades de Serodino y Oliveros. “Debemos destacar que la vicepresidenta comunal Gisela Signorelli, encargada de brindar explicaciones en este tipo de conflictos no se hizo presente en el lugar, al igual que el presidente de la Comuna José Abraham. Lamentablemente hoy coincidió con un día festivo para los empleados, es por ello que no hubo actividad, y en consecuencia no sabemos qué producto utilizaron para fumigar o si había o no receta agronómica”.

Mientras transcurrían las horas, más precisamente cuatro, que fueron las que utilizó el fumigador para rociar muerte, la discusión con una Guardia Urbana timorata y abúlica seguía su curso. “Fueron casi cuatro horas de fumigaciones, en ese lapso, quien manejaba el mosquito se burlaba de los vecinos con distintos tipos de gestos, haciendo gala de la impunidad que ostentan. Lo de la Guardia Urbana fue sencillamente humillante, estaban contemplando junto a nosotros la dirección del viento, esto debió imposibilitar que la fumigación siga adelante, sin embargo decidieron resguardarla”, concluyó un vecino desbordado por la impotencia.

Desde las 19 hs en la garita 10 de Pueblo Andino, se llevará a cabo una importante reunión donde se convoca a todos los vecinos fumigados del departamento Iriondo con la concreta intención de profundizar el debate y fortalecer las estrategias de cara a las futuras fumigaciones, redoblando así su lucha y estoica resistencia.