En una jornada donde primó la emoción, sobrevivientes y familiares de víctimas del centro de detención de Campo de Mayo celebraron este miércoles las 19 condenas que recibieron los acusados de cometer crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura cívico-militar.

Las puertas de la sala de audiencias del Tribunal Oral Federal Nº1 de San Martín se abrieron cerca de las 14 para albergar a los fiscales, abogados, familiares y periodistas que escucharon con atención los nombres de cada una de las 323 víctimas, entre ellas 17 mujeres embarazadas, y las respectivas condenas a los 19 culpables de estos crímenes.

Silvia Liaudat, una de las sobrevivientes de Campo de Mayo llegó desde Río Negro especialmente para presenciar el veredicto.

«Es una alegría inmensa poder estar acá presentes. Esperamos que los genocidas tengan perpetua y estén en cárceles comunes», dijo Liaudat a Télam antes de comenzar la sentencia.

Liaudat puso en palabras el sentimiento común entre familiares y militantes: «El dolor que provocó esta dictadura en las familias fue irreversible. Hasta hoy día existe el miedo y el terror».

A sala llena y con personas de pie en varios rincones del recinto, el tribunal integrado por los jueces Daniel Gutiérrez, Silvina Mayorga y Nada Flores Vega, comenzó la lectura del veredicto a las 14.20.

Con un silencio sepulcral que sólo fue interrumpido por los bombos y cánticos que llegaban desde la calle, todos los presentes mantuvieron una escucha atenta y expectante durante las dos horas que duró la sentencia.

A ambos extremos del estrado del tribunal, dos televisores mostraron en sus pantallas los rostros de los 19 imputados, quienes siguieron el veredicto de manera virtual.

Frente a los jueces, estuvo sentado en primera fila el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla Corti, acompañado por abogados y familiares de víctimas.

Detrás, en cada fila de asientos, más allegados a las víctimas sostenían con firmeza carteles con los rostros y nombres de cada uno de los detenidos desaparecidos.

El momento de leerse las condenas

Ante la lectura de la primera condena, prisión perpetua para el exjefe de Institutos Militares de Campo de Mayo Santiago Omar Rivero, pudieron verse gestos de festejo, manos alzadas hacia arriba y abrazos mezclados con la calma solicitada previamente por el tribunal y un fuerte griterío en el fondo.

Lo mismo sucedió al oírse las sentencias a reclusión perpetua de Luis Sadi Pepa, Eugenio Guañabens Perelló, Luis del Valle Arce, Carlos Javier Tamini, Carlos Eduardo José Somoza, Miguel Conde, Mario Ruben Domínguez, Francisco Rolando Agostino y Luis Pacífico Britos.

Al conocerse las penas menores que recibieron otros nueve acusados hubo murmullos y notorio malestar en el semblante de muchos de los presentes.

Hugo Miguel Castagno Monge recibió 22 años de prisión; Bernardo Caballero, 20 años de prisión; Carlos Alberto Rojas, 13 años de prisión; Alfredo Oscar Arena, 12 años de prisión; Federico Ramírez Mitchell, 11 años de prisión; Arnaldo Julio Román, 9 años y 6 meses de prisión; Roberto Julio Fusco, 11 años y 6 meses prisión; Ramón Vito Cabrera, 10 años y 6 meses de prisión; y Carlos Daniel Caimi, 4 años de prisión.

«Es un juicio histórico que repara a un montón de familiares que vienen luchando para que esos procesos se lleven adelante», dijo Pietragalla Corti a Télam al finalizar el juicio.