Por Alejandro Maidana

“Queremos un juicio por la verdad, porque, aunque no haya responsables vivos, el Estado debe reparar en lo que pueda el crimen de lesa humanidad que significó la Masacre de Napalpí”, Diego Vigay (fiscal)

En el Día de la reafirmación de los derechos de Pueblos Originarios, a casi cien años de los hechos juzgados, comenzó el pasado martes el juicio oral por la verdad sobre la Masacre de Napalpí, como se conoce el fusilamiento de más de 400 integrantes de etnias Qom y Moqoit por parte de fuerzas estatales y colonos del entonces territorio nacional de Chaco el 19 de julio de 1924.

La audiencia inaugural de este juicio por crímenes de lesa humanidad contra poblaciones originarias, el primero en su tipo en la historia del país, tuvo lugar en la Casa de las Culturas, en la ciudad de Resistencia, y contó con el acompañamiento de organizaciones sociales, de comunidades originarias y de derechos humanos.

También participó de la audiencia el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla Corti, y la ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, así como la secretaria de Derechos Humanos y Géneros de la provincia, Silvana Pérez; la subsecretaria Nayla Bosch; el presidente del Instituto de Cultura Francisco Romero, y el ministro de Educación de la provincia Aldo Lineras.

Se trata de un «juicio por la verdad» que no tendrá imputados -ya que los responsables de esa masacre de 1924 están fallecidos-, en el que declararán sobrevivientes y descendientes de las víctimas. Este primer día de audiencia se dividió en dos partes: la primera, en la cual querellantes y fiscales presentaron sus alegatos preliminares, una suerte de sinopsis del contenido y formato de sus respectivas acusaciones de las pruebas que las sustentan; y la segunda parte que constó de la reproducción de una serie de cortos audiovisuales con registros de entrevistas realizadas por la Unidad Fiscal de DDHH a Pedro Valquinta, sobreviviente de la Masacre, de 105 años y a Rosa Grillo, de 114.

Memorias de una masacre

Juan Chico abandonaría este plano en junio del 2021, con apenas 45 años y un sueño que hoy es empuñado como bandera, este investigador chaqueño de origen Qom, docente y activista de la causa indígena, sería el impulsor de la Fundación Napalpí y el quijote de esta causa. Un incansable militante que no se resignó jamás a la hora de visibilizar las masacres indígenas del pasado, y la vulneración de derechos del presente. Desde Conclusión lo recordamos como aquel historiador que siempre se mostraba predispuesto para la charla, agradeciendo una y otra vez la amplificación de aquellas voces que intentaron ser silenciadas, pero que hoy siguen gritando desde el terreno más profundo de la dignidad humana.

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El nombre de Napalpí llega hasta fines de los 40, nosotros consideremos que existió una clara intencionalidad, ya que cuando este lugar se provincializa en el 51, se le pone de nombre Colonia aborigen Pte. Perón. Fue muy sutil, ya que de esa manera la palabra Napalpí se fue borrando, así fue como hoy se lo conoce mas por la Colonia, pero nosotros reivindicamos el nombre dado por los abuelos, y ese nombre es Napalpí, sostenía una y otra vez Juan Chico siempre que se le solicitaba una reflexión sobre la resistencia identitaria de los pueblos indígenas.

El proceso de exterminio iniciado en 1870, regó con sangre el sur de nuestro país, continuando con la matanza y reducciones tanto en el Chaco como en Formosa. En ese mismo año surge la ley de inmigración, los pueblos indígenas eran muy numerosos, situación que empujó que al poder de la época le viniera muy bien que muchos de ellos conservaran su vida para servir a los colonos de la época, especialmente aportando mano de obra esclava en los ingenios y en la Forestal.  “Lo sucedido el 19 de julio del 1924 tiene distintas miradas, nosotros tratamos de aferrarnos a la mirada de nuestros viejos, de nuestro pueblo y a lo que pudimos investigar del porqué ocurre la masacre de Napalpí, y todo coincide en que el estado, el gobierno no quería saber nada de los pueblos indígenas. Cabe destacar que de 1911 a 1914 aproximadamente, la reducción funcionó bien dentro de los márgenes de posibilidades que tenían nuestro pueblo, el dinero que destinaba el estado servía”.

Increíblemente al estallar la primera guerra mundial, la misma impactaría de sobremanera en la reducción, sirviéndole de excusa a quienes administraban la misma. No había dinero para quienes trabajaban y, pero debían seguir haciéndolo, se pagaba poco y a destiempo, empujando una sobreexplotación muy grande. Lo que terminaría desembocando en una masacre que hoy exige justicia. “Es allí donde los abuelos comienzan a juntarse para reclamar que no querían seguir trabajando en esas condiciones, testimonios afirman que Machado y Maidana fueron quienes iniciaron este movimiento, generando que muchos hermanos que tenían hambre se plegaran al mismo. Debe quedar claro que las palabras de los abuelos fueron muy claras, había hambre entre quiénes se encontraban en la reducción. Esto motivo a que tanto Machado como Maidana se reunieran con el entonces gobernador Centeno para acercarle el reclamo, situación que terminaría desembocando en la lógica de aquellos tiempos, indígena que no quiera trabajar, no tiene por qué vivir”, sostendría el entrañable historiador Qom.

Así fue como se apersonarían policías, civiles y vecinos de Sáenz Peña, Quitilipi y Machagaí, que, si bien no tenían nada que ver con las fuerzas represivas del estado, se sumaría a la “cacería del indio” como se la denominó en aquel momento. “Así fue como ocurrió lo del 19 del julio de 1924, primeramente, sería un avión quién sobrevolaría el lugar para ubicar las tolderías a donde se reunían las personas, para que poco tiempo después se sucediera la matanza de ancianos, mujeres y niños. A Napalpí se la conoce como Colonia Aborigen Chaco ¿colonia de quién o de qué? Tiempo atrás éramos colonia de aquellos que llegaban del otro lado del mar, y que llegaron a estas tierras para decidir sobre nuestras vidas, pero ahora colonia de quién seríamos. Entendemos que de los municipios de Quitilipi y Machagai, que son quienes deciden por nuestra comunidad. Enfrentamos una fuerte crisis identitaria que debemos superar, ya que aquellos que sobrevivieron al exterminio, dejaron de hablar su idioma y escondieron su historia, por ello Napalpí representa tanto para nosotros. Lo que sucedió fueron crímenes de lesa humanidad, y hasta lograr justicia no vamos a parar”, concluiría Chico.

Fundación Napalpí, guardianes de un legado invalorable

Sergio López es el nuevo presidente de esta organización, como indígena Qom, acompañó y custodió el camino iniciado por Juan Chico que sigue teniendo como meta final, poder abrazar esa esquiva justicia que ayude a reforzar la memoria de aquellos que pagaron con su vida aquel acto genocida.” Estamos transitando momentos muy importantes para nuestros pueblos, debido al inicio del juicio, estamos con bastante trabajo recibiendo a hermanos que han llegado para acompañarnos desde distintas provincias. Esto nos reconforta, nos fortalece, ya que Juan nos ha dejado marcado este camino y hoy nos queda transitarlo. Desde nuestro lugar hemos acompañado este proceso que finalmente ha encontrado resultados positivos en torno a la causa. Hemos traído al a un importante equipo de antropólogos, sumado a que pudimos recuperar restos óseos desde el Museo de La Plata, pudiendo en la actualidad descansar en su lugar de origen, en su territorio. A esto hay que sumarle la construcción de un memorial por Napalpí, todo esto fruto de un largo proceso, representando el juicio por la verdad, un antes y un después para nuestro pueblo indígena.

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En búsqueda de una reparación histórica, de una deuda que no saldada, el sendero transitado por los distintos pueblos preexistentes al estado, sigue mostrándose espinoso y poco transitable. Pese a ello, a la fuerza identitaria, se le suma la dignidad que jamás hipotecaron, pese a las sistemáticas manifestaciones de poder que debieron soportar a como dé lugar. “En esta parte del territorio, nuestro pueblo a base de genocidios, de verdaderas masacres sobre nuestras comunidades, pudieron constituir un estado. En el día de ayer se dio la apertura del juicio, y más allá que no exista a quién condenar, esto se trata de llegar a la verdad histórica generando un punto de inflexión para que este tipo de genocidios no se vuelvan a repetir. Como indígenas venimos resistiendo hace siglos, en la actualidad existe una masacre silenciosa e invisible, nosotros en Chaco más allá de la existencia de leyes, instituciones y tratados internacionales, del reconocimiento a través de la Constitución Nacional, pero todo lo mencionado no se vuelca a nuestras comunidades, por ello instamos permanentemente a organizarnos”.

Juan Chico fue el primer indígena Director de Tierras y Registro Nacional de Comunidades Indígenas de este país, resultando muy gratificante para los pueblos que no se acostumbran a que tomen decisiones por fuera de las comunidades. “Necesitamos primordialmente que los territorios indígenas se encuentren en manos de nuestros hermanos. Tenemos que ser nosotros los que ocupemos los puestos de decisión, para así evitar que se tomen decisiones en nombre nuestro que lejos están de ser lo que necesitamos. Sin territorios no podemos tener un proyecto de vida, nuestros ancestros han pagado con su vida la lucha en defensa de sus tierras y la de un trabajo digno, por ello a través de este juicio se abren ventanas, y el fin último sigue siendo el mismo que venimos reclamando, la definitiva reparación histórica para los pueblos indígenas”.

Las audiencias por la masacre de Napalpí continuaran el 26 y 27 del presente mes en el Centro Cultural de Resistencia en la provincia del Chaco, el 3 de mayo en Machagaí, 10 y 12 en la ciudad de Buenos Aires, para finalizar el 19 del mismo mes en la ciudad de Resistencia.