El aislamiento social obligatorio provocado por la pandemia del Covid-19 implicó que gran parte de la población del país deba privarse de salir a la calle para resguardar su salud.

Esta situación provocó grandes pérdidas económicas, además de las consecuencias emocionales que ocasiona el encierro y la distancia física con los afectos. Sin embargo, la gran mayoría de los argentinos respetaron el aislamiento, lo que sirvió para cumplir su objetivo, el achatamiento de la curva que mantuvo controlados los números de fallecidos e infectados.

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Cabe señalar que a más de dos meses del primer caso, Argentina muestra bajos niveles de contagiados y víctimas: fallecieron 285 personas y 5.371 fueron infectadas.

Pero mientras todo un país se encuentra recluido, algunos intentaron salir de sus casas para irse de vacaciones, pasear o visitar familiares.

Algunos de los casos más emblemáticos son el «surfer», un joven que fue interceptado en la autopista Panamericana de Buenos Aires por un control vehicular cuando volvía de Brasil con una tabla de surf sobre el techo del auto; la mujer de 83 años que fue a tomar sol en los bosques de Palermo; el entrenador personal que golpeó a un guardia de seguridad de su edificio por indicarle que no podía salir; el CEO de Vicentín que salió a navegar por el río Paraná; o una mujer en Rosario que volvió de Nueva York y salió a caminar sin cumplir la cuarentena.