Por Gisela Gentile

Benjamín Bogarín tiene 7 años, es fanático de Central y Lionel Messi, toca la guitarra, le gustan los superhéroes y los juegos de mesa que hacen pensar. Este pequeño gigante sueña con poder ir algún día al Gigante de Arroyito, conocer a los jugadores, y en un tiempo no muy lejano, llegar a ser juez para poder impartir justicia. 

Los días de Benja arrancan muy temprano, cuando el reloj da las siete se levanta para ir a rehabilitación, lleva adelante una dieta indicada por su nefróloga y concurre a la escuela en el turno tarde, al regresar, hace la tarea para luego culminar el día jugando.

Así transcurren los días de un niño rosarino que convive desde su nacimiento con la malformación congénita denominada espina bífida (mielomeningocelen). Sin dudas su infancia está siendo cuidada y resguardada por una familia que lo rodeado de amor, sostén y respaldo. Dicha discapacidad lo ha llevado desde sus primeros días de vida, a tener una vida adaptada a sus necesidades. Hoy su mamá está luchando con su obra social para conseguir que prontamente puedan operar a Benja, ya que su salud se agrava y no puede seguir adelante de esta manera.

Con el fin de profundizar y comprender el por qué de este pedido desesperado de intervención quirúrgica, Conclusión dialogó con una madre que ha tomado la bandera de la lucha. “Mi hijo padece espina bífida desde su nacimiento, fue operado de la médula espinal a los 8 meses y hoy está necesitando que le realicen una operación de ampliación de vejiga”, sostuvo Mariana Ferreyra.

Una serie de complicaciones en la salud hicieron que  sus días se vieran modificados de sobremanera, “hace un mes presentamos la  prescripción médica ya que Benjamín presentó espasmos vesicales y sangre al orinar. Por esto último es que debe utilizar durante todo el día una sonda y una bolsita”.

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Su estado va empeorando, y su vida se ve cada día más condicionada y en peligro, ya que los espasmos son cada vez más frecuentes y eso le trae como consecuencia que se orine constantemente encima.

“Nosotros tenemos la obra social OSPOCE, y además de ello la prepaga Visitar, presentamos en esta última la prescripción y ésta la derivó a la obra social. Como era de esperarse, comenzaron a pasarse la pelota entre ellos”, añadió.

Ya pasó más de un mes, la salud de Benja se deteriora y la respuesta no llega, “desde la obra social me dicen que hace mas de una semana que le están pidiendo a la prepaga Visitar diferentes papeles par que se pueda autorizar dicha intervención. Por ello fui a la misma y me contestaron que ellos ya habían mandado todo lo solicitado a OSPOCE el 6 de octubre, donde adjuntaron certificado de discapacidad y todo lo correspondiente a la cirugía, es decir, presupuesto y todo lo que el médico indicó”.

La coordinadora de Visitar dialogó con la mamá y le comentó que se desvincularon del caso de Benjamín porque quien debe hacerse cargo de la cirugía, es la obra social. “Me dirigí nuevamente a OSPOCE y su coordinadora en discapacidad no da la cara, no me atiende el teléfono ni responde mis mails. Cuando me presenté en el lugar, me enviaron mediante una secretaria un papel donde me dicen que debo presentar estos papeles personalmente, agregando que no me llamaron para decírmelo porque no querían molestarme”, una enfadada mamá.

Mientras tanto, un niño de siete años con serios problemas de salud siegue en el medio de tanta desidia, “mi hijo es rehén de todo esto, y los médicos me apuran para que logre la autorización y poder intervenirlo”.

Esta familia ya realizó todos los trámites pertinentes, solo resta que la obra social responda, “realmente esto es muy angustiante, el tiempo sigue pasando y a mi hijo no lo operan. Por ello ya estoy realizando consultas con abogados para poder articular un recurso de amparo que respalde este pedido a la obra social”.

Para sumarle a este desesperante momento que vive la familia, hay que agregar que la crisis económica en la cual estamos inmersos también les está jugando una mala pasada. “La obra social no me está pagando algunas actividades de Benja, como por ejemplo el transporte para la rehabilitación de psicomotricidad en el agua, donde al transportista se  le deben facturas del año pasado, por lo cual me cortaron dicha prestación”.

Un pedido desesperado para un niño que no puede esperar los tiempos de la burocracia, “nos urge que se hagan cargo y paguen la cirugía, en estos momentos estoy sin trabajo y sólo vivimos con el sueldo básico de mi marido. De más está aclarar que pagarlo de manera particular es imposible, ya que no contamos con el dinero necesario para una ampliación de vejiga”.

“A todas las personas que quieran ayudarnos le estaremos muy agradecidos, ya que hemos agotado todas las herramientas que tenemos a nuestro alcance. Vivimos con un sueldo de 22.000 pesos por mes, tenemos muchos gastos de transporte y todo lo que conlleva tener un hijo con discapacidad”.

Para finalizar, Mariana Ferreyra reflexionó: “Por favor necesito que la obra social piense en mi hijo Benjamín de 7 años y autorice su operación, los médicos me llaman  y me dicen que él así no puede seguir esperando”.

Para cualquier tipo de ayuda contactarse con la mamá al  341- 6771835