Por Gisela Gentile

Poder acceder a la salud integral es un derecho universal, por ello cuando hablamos de salud sexual y reproductiva, lo que perseguimos en concreto, es esa llave que nos permita a todas las mujeres, lograr la tan deseada libertad.

Amar, gozar, menstruar, parir, ser madres, no querer serlo y recibir información que nos empodere, son algunos de los puntos salientes que nos niegan sistemáticamente por vivir bajo los preceptos de un sistema opresor, capitalista y patriarcal.

Cada 28 de mayo se conmemora a nivel mundial el día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer. Si bien esta iniciativa se viene realizando desde 1987, fecha elegida por las integrantes de la Red Mundial de Mujeres por los Derechos Reproductivos, con el fin de reafirmar el derecho a la salud como un derecho humano, nuestra situación no ha cambiado mucho de un tiempo a esta parte.

Desde hace muchos años, miles de mujeres luchamos a lo largo y ancho del planeta en pos de lograr más derechos, pero las políticas públicas reales no llegan o tardan demasiado en hacerlo. De este modo, por la inacción de los políticos y autoridades sanitarias, cada día muere en la Argentina una mujer durante el embarazo, parto o pos parto, en todos estos casos por causas evitables. Entonces, ¿dónde están nuestros derechos sexuales y reproductivos?

Cada día que pasa, podemos ver los graves problemas de salud que millones de mujeres sufrimos en todo el mundo debido a la pobreza, la violencia, las guerras, la discriminación y la exclusión social debido a religión, raza o preferencia sexual.

En este marco Conclusión accedió a la palabra de mujeres que activan cotidianamente para que esta situación se revierta, y la balanza pueda finalmente inclinarse hacia nosotras. “En este día de acción por la salud de las mujeres, la Campaña Nacional por el Derecho al aborto cumple 15 años, los mismos los transcurrimos trabajando y luchando con la intención de que el aborto sea legal en la Argentina”, enfatizó Silvia Augsburger, ex diputada provincial santafesina, militante feminista e integrante de la campaña Nacional por el aborto Legal Seguro y Gratuito.

La ola verde abrió un camino repleto de justas y postergadas reivindicaciones,  “tenemos el convencimiento que con el consenso social que hemos alcanzado el aborto será legal en este 2020. En estos 15 años, reivindicamos una forma de construcción colectiva, plural y federal que ha permitido que muchas mujeres que estaban impedidas de realizar un aborto en condiciones seguras, lo puedan hacer. Esto último, es una práctica legal desde hace más de 100 años en Argentina, que se da cuando una mujer ha sido violada, corre riesgo su vida, o en los casos en de niñas que han sido abusadas, que hace no mucho tiempo eran torturadas para que sean madres”.  

Un día que nos invita a reflexionar, sobre esto Silvia Augsburger reconsideró el trayecto recorrido e invitó a seguir alzando la voz. “Vamos a seguir trabajando y luchando para que los derechos reproductivos y sexuales sean una realidad en toda la Argentina, y que cada mujer puede decidir y hacer lo que quiera o pueda con su cuerpo”, concluyó.

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Otras de las voces que se sumó al intercambio, fue la de Andrea Caminotti, psicóloga, doula y terapeuta menstrual. “Pensar en el <Día de acción para la salud de las mujeres> es pensar en la salud del mundo; más que pensar es justamente actuar, y la acción es hacia un mismo lado: la transformación del sistema patriarcal y la consolidación de esa transformación”, exclamó.

Un punto de partida fundamental para cambiar de paradigma, “considero que la salud de las mujeres, y de todas las personas en sí, comienza por la deconstrucción colectiva de un sistema opresor, que ha reprimido las sexualidades, moldeado las subjetividades, teniendo en cuenta un determinado estereotipo que ha adoctrinado en la sumisión y en la inhibición. Lo más importante es saber que este sistema no está solamente afuera, sino que también está adentro, es parte de nuestro ser. Por eso la salud comienza por interpelarse internamente, por transformarse en lo individual y desde allí expandirse hacia lo social, tejiendo el entramado de lo colectivo para transformar el sistema en esa retroalimentación: yo me transformo y el sistema se transforma; el sistema se transforma y yo me transformo”.

¿Y qué sería transformar el sistema para la salud? “Podría enumerar muchas cosas que van desde lo sagrado a lo científico; pero hoy me gustaría darle protagonismo a lo siguiente: la maternidad deseada y el amor. Una acción para la salud es desear la maternidad; conocer nuestro ciclo menstrual y vivirlo ecológicamente, reconocer nuestra útera, vulva, vagina, pelvis y mamas, reconocer el embarazo y el nacimiento como actos sexuales, tener un nacimiento respetado con garantía de derechos, sabiendo que parir es un acto mamífero, sexual y político”. 

No todas las mujeres podemos decidir sobre nuestros cuerpos, pero la lucha sigue y está enfocada en ese sentido. “Si la maternidad no se elige, la garantía de acceso a la salud es un derecho que debe asegurarse, deconstruyendo el paradigma de la violencia concreta y simbólica que existe alrededor, desarticulando el mandato de maternidad dentro de un sistema que nos obliga simbólica y concretamente a ser madres. Pero que a su vez, no nos da la garantía de maternar saludablemente, porque nos separa de nuestras crías y nos lanza a producir y consumir lo que sea. Bajo este mismo criterio, tampoco nos quiere menstruantes ni cíclicas; nos quiere lineales, invisibilizando nuestros ciclos y fluidos. En este contexto, menstruar es revolucionario y deconstruir tabúes es necesario, para que las únicas sangres que salgan de <nuestras cuerpas> sean las de nuestras menstruaciones, partos y placentas”.

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Para finalizar Caminotti reflexionó, “la otra acción para la salud es el amor; más no precisamente el amor romántico, sino aquel que comienza en lo propio y que luego se comparte; el autoconocimiento, el autoplacer, la construcción de una identidad libre y la educación sexual integral que habilite verdaderamente la salud en términos integrales”.