Entre marzo y abril del año 2003, el río Salado –que bordea a la ciudad de Santa Fe por el oeste– comenzó a registrar un aumento en su caudal, producto de lluvias más intensas de lo normal. Tras varias advertencias, la situación llegó a su punto más extremo hacia fines de abril, cuando el río desbordó y se llevó por delante terraplenes y otras barreras de contención, dejando a gran parte de la capital provincial bajo el agua.

En las zonas más bajas de Santa Fe, la altura del agua alcanzó los cuatro metros. Una de las postales más emblemáticas de aquel mes de abril de 2003 es la de la cancha de Colón totalmente tapada por el agua, solo con la parte superior de los arcos a la vista.

Además de los innumerables daños y pérdidas materiales, oficialmente se informaron 23 víctimas fatales, pero registros de organizaciones sociales dan cuenta de que los fallecidos en la inundación ascenderían a 160.

Uno de los casos que más trascendió fue el de Uriel Castillo, un bebé de apenas doce días que murió ahogado tras caer al agua, cuando la canoa en la que se desplazaba se partió al medio al chocar contra una columna de hormigón, frente al estadio de Colón. Para coronar el horror, un policía que iba en la pequeña embarcación se pegó un tiro en la cabeza al presenciar la situación.

Estos son solo algunos relatos del horror que cientos de familias santafesinas vivenciaron en aquel fatídico abril.

Cuando el agua comenzó a entrar en la casa de un matrimonio que vivió toda su vida en barrio Centenario, en la noche del 28 de abril, la mujer de la familia alcanzó a subirse a una camioneta y se resguardó en la casa de una amiga, en el centro de la ciudad. El hombre, por su parte, se atrincheró con una frazada en el techo de la vivienda, para proteger al hogar de posibles robos. Horas más tarde, un helicóptero se acercó hasta el lugar, e integrantes de Prefectura le preguntaron si quería permanecer en el lugar, para luego facilitarle comida y abrigo.

Una familiar de los protagonistas de esta historia habló con Conclusión y recordó: “Yo después fui a ayudar a mi hermana. La casa era un desastre, perdieron todo, heladera, televisor, los muebles. Ella de a poco lavó la ropa y algo fue recuperando. Como rebalsaron los pozos negros, era todo materia fecal, una inmundicia”.

Pero el periplo de esta familia no terminó aquí: también en barrio Centenario, vivía otro hermano, cuya esposa era diabética y le habían amputado una pierna. Cuando el agua comenzó a entrar a la vivienda, colocaron a la mujer arriba de una mesa, pero ante el susto de la situación, se cayó y falleció ahogada.

Una ciudad bajo el agua: el crimen por el que aún no hay presos

Días atrás, la sobreviviente de la inundación y militante de La Garanta Poderoso, María Claudia “La Negra” Albornoz, brindó una entrevista a Telefé Santa Fe, en donde manifestó: “Estos 20 años son con angustia. Se reviven cosas que tendrían que estar resueltas”.

En este sentido, relató la situación que vivió recientemente Vanesa, la mamá del bebé que cayó de la canoa: “Uriel Castillo hubiera cumplido este 17 de abril 20 años. A su mamá la llaman de la Municipalidad y le dicen que tiene que sacar el féretro porque no puede pagar el lugar donde estaba enterrado su hijo. Hicimos gestiones, tratamos de llamar para que entiendan que está en situación de pobreza y no podía pagar ese féretro. La cosa es que la citan el 31 de marzo y le muestran el féretro, esos traumas se actualizan. Vanesa tiene varios intentos de suicidio y cuando fuimos a tratar de conseguir un psicólogo para que pueda ayudarla, los psicólogos no dan turno, en la guardia del Cullen tuvimos que esperar tres horas y media para que un equipo la inyecte, la calme con un ansiolítico y la mande a su casa y le dé un turno para tres semanas después”.

Por la inundación se imputó a tres funcionarios santafesinos, dos de ellos funcionarios del entonces gobernador, Carlos Reutemann: el intendente de la capital provincial en 2003, Marcelo Álvarez, quien murió en 2018 a causa de un paro cardíaco; el exministro de Obras y Servicios Públicos, Edgardo Berli, fallecido en 2021 por coronavirus; y el exdirector provincial de Obras Hidráulicas, Ricardo Fratti. Sin embargo, las condenas –que solo se aplicaron a Berli y Fratti– fueron de prisión condicional, con lo que los acusados quedaron en libertad.

“Es indignante que a veinte años sigamos pidiendo justicia, que los inundadores se hayan muerto impunes. A la par está el pedido de prescripción de la causa en la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe, impulsado por Fratti”, observó Albornoz.

Desde la tarde del jueves, se montó en la ciudad de Santa Fe una carpa para conmemorar la lucha. Este viernes, en tanto, se realizaron talleres con vecinos, mientras que a la noche comenzó una vigilia. Para las 17 de este sábado, en tanto, está previsto el acto central, mientras que a las 16 habrá una marcha en la Plaza del Soldado.