Por Gisela Gentile

Respetar es un verbo amplio que puede ser moldeado y empleado por personas que piensen o hagan cosas muy diferentes, o casi opuestas. La delgada línea del respeto es tan sutil, que será definida y defendida de diferentes formas según las intenciones de quien pretenda aplicarla.

Pero, existe una manera sencilla y práctica de utilizar esta potente palabra, que es aquella que se vincula al respeto por los derechos conquistados, que no son más que aquellos que nos reconocen, nos visibilizan y nos hacen un poco más libres.

En este contexto podríamos referenciar que, desde hoy, y hasta el 22 de mayo, se celebra mundialmente la semana del parto respetado, que tendrá como lema este año: “Respeto por las necesidades de la madre y su bebé en cualquier situación”.

Un lema muy amplio que invita a pensar sobre el respeto hacia nuestro cuerpo, nuestra sexualidad, nuestra privacidad, nuestras decisiones y libertades, que han sido moldeadas y oprimidas por una cultura patriarcal que ha ejercido un fuerte control sobre nosotras. Sobre todo, en los aspectos ligados a la sexualidad femenina, en donde podríamos colocar el parto y el amamantamiento.

“Tratamos de pensar y problematizar el lema que se elige cada año, y lo que reflexionamos es que en Argentina tenemos una Ley Nacional (25.929) que tiene más de dieciséis años y que es muy completa en relación a los derechos que reconoce, que son aquellos de las mujeres, las personas gestantes y sus familias al momento del parto y el nacimiento”. De esta manera iniciaba el diálogo con Conclusión María Petraccaro integrante del Colectivo Autoconvocado Mujeres en Tribu (CAMET).

La provincia de Santa fe adhirió a dicha Ley para luego reglamentarla, pero, sin embargo, hay personas que siguen pensando al respeto en general y al parto respetado en particular, como una opción, y no como derechos a garantizar. “Cuando hablamos de parto respetado hablamos de derechos, en donde existen leyes que establecen determinadas cuestiones que deben cumplirse y garantizarse”.

La pandemia y la intención de pisotearlo todo

En este marco hasta los derechos más básicos fueron vulnerados. “En determinadas situaciones fue muy trabajoso poder revertir determinadas acciones, en donde se fueron recortando y no se pensaron como derechos prioritarios a la hora de elaborar alternativas de atención”.

No sólo no cumplen, sino que los han recortado profundamente durante la pandemia

Después de un año de pandemia y con recomendaciones tanto de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Ministerio de Salud de la Nación y la provincia que advierten que hay que respetar estos derechos que traen más beneficios que riesgos, las instituciones siguen incumpliendo. “No sólo no cumplen, sino que los han recortado profundamente durante la pandemia. Por ello y volviendo al lema elegido este año desde el CAMET, remarcamos dos cuestiones: en primer lugar, que las necesidades son de la mujer o las personas gestantes y sus bebés y las definen ellas. Y como son en cualquier situación, no la definen las instituciones con sus protocolos, el personal de salud, los y las médicas con sus costumbres, necesidades y tiempos, y tampoco las deciden las condiciones sanitarias. Por ello como bien dice el lema deben respetarse en cualquier situación”.

Por ello desde el Colectivo Autoconvocado Mujeres en Tribu intentarán reforzar los ejes que vienen trabajando desde que comenzó la pandemia. “Los mismos tienen que ver con defender los derechos de las mujeres, personas gestantes y bebés que nacen aún en este marco, porque siguen vigentes y no existe legislación que los haya dado de baja”.

Estos derechos no están garantizados, y sentimos la necesidad de correr un poco el eje a donde se apunta

Es necesario seguir trabajando y preguntándose sobre los diferentes derechos que intentan vulnerar una y otra vez. “Remarcando el respeto al derecho de acompañamiento, visibilizando que no es legal la exigencia de hisopados obligatorios a las personas gestantes y sus acompañantes al momento del parto o cesárea. Está última fue una importante lucha que tuvimos el año pasado, en donde el Ministerio de Salud de la Provincia dijo que no era recomendable. Sumando también que nos preguntamos por qué han aumentado tanto las cesáreas, si se están respetando el contacto piel con piel inmediato entre mamá y bebé al momento del nacimiento, el asesoramiento y la promoción de la lactancia y qué pasa con la internación conjunta, aún en casos de Covid positivo”.

La idea de realizarse estas preguntas está dirigida claramente a quienes son responsables de no cumplirlas. “Estos derechos no están garantizados, y sentimos la necesidad de correr un poco el eje a donde se apunta. Si bien consideramos que la información empodera y que tenemos las mujeres y familias la necesidad de informarnos, la idea es alivianar un poco esa mochila que va siempre hacia las mujeres y enfocarnos en quienes están incumpliendo”.

Debemos terminar de una vez con la violencia obstétrica en la Argentina. “Sigue siendo una de las violencias más naturalizadas e invisibilizadas que se sostienen por un sistema médico hegemónico que no se cansa de mirar para otro lado y no se hace cargo que están violando derechos humanos de las mujeres, personas gestantes y de los y las bebés que están viniendo a este mundo”, concluyó.