Por Hernán Cabrera

La Estación del Fin del Mundo, ubicada a 8 kilómetros al oeste de Ushuaia, es el punto donde comienza esta excursión. Para llegar hasta allí, se puede tomar el transporte público (taxis o remises) o contratar un servicio de traslado desde el centro de la ciudad.

A bordo del tren se recorre una antigua senda que utilizaban los presos de la cárcel de Ushuaia hace más de 70 años, cuando recolectaban leña y materiales para el presidio. Durante los 7 kilómetros del trayecto, se pueden observar turbales, bosques de lengas y ñires, y la cascada Macarena, lugar en donde los pasajeros pueden descender del tren para subir a un punto panorámico. El recorrido finaliza en los lindes del Parque Nacional.

Las locomotoras de época que realizan este paseo han sido especialmente rediseñadas y poseen vagones con amplios ventanales y un sistema de audioguía individual en siete idiomas.

La Estación del Fin del Mundo es un lugar emblemático. Ahí vas a poder ver los talleres de mantenimiento, fotos antiguas, comprar souvenirs en la tienda o tomar algo en la confitería mientras esperas la partida del tren.

Existen diferentes categorías: clase turista, primera y premium.

En la categoría premiun se ofrece a bordo un servicio diferencial de comida, souvenirs, una foto exclusiva.

El trencito es una actividad que se puede realizar en cualquier momento del año, ideal para toda la familia, tanto los más chicos como los grandes van a poder disfrutarlo.

En los inicios de la construcción del Gran Penal de Ushuaia, el traslado de materiales como madera y piedra, desde grandes distancias se hizo primordial, por lo que se debía buscar un medio de carga más rápido y eficiente que los carros tirados por animales. Es así que, en 1902, se inaugura el primer ferrocarril, que consistía en unas vías de madera, hechas para deslizar los carros cargados, tirados por bueyes. Estas vías no eran muy resistentes y requerían de mantenimiento constante.

Fue reemplazado cerca de 1910, por un decauville, que es un tipo de ferrocarril con estrechas vías de metal, bastante utilizado para transportar materiales en minas y canteras. Este decauville, sería conocido más adelante como el “trencito” y se convirtió en el medio de transporte en funcionamiento más importante de Ushuaia en la primera mitad del siglo XX. Llegó a contar con 2 locomotoras que llevaban un grupo de planchones unidos entre sí, que se utilizaban, solo de ida, para transportar a los presos que hacían el recorrido, sentados espalda contra espalda y las piernas colgando hacia afuera. De regreso lo traían cargado con la madera recolectada durante la jornada laboral de los presos.

A pesar del cierre de la prisión en 1947, el tren siguió en funcionamiento para transportar la producción de los aserraderos, desde el oeste de la ciudad. En el año 1949 un temblor en la ciudad de Ushuaia, ocasionó un derrumbe que dejó imposibilitadas y en abandono las vías del tren durante muchos años, hasta la década del 90, que se inició la recreación del trencito de forma privada.