Por Alejandro Maidana

El pasado año la ciudad de Pergamino se vio sacudida en los últimos días por un fallo judicial que volvió a desnudar la problemática de las aspersiones con agrotóxicos. La decisión del juez federal Carlos Villafuerte Ruzo, apoyada por estudios científicos, empujaría una medida que provocaría en un socavón los intereses deshumanizantes del agronegocio.

En esta ciudad del sur bonaerense, se imposibilitaría pulverizar a menos de 1.095 metros de cualquier zona urbana, y a no menos de 3.000 metros si la práctica es aérea. Una resolución que tuvo su anclaje en el estudio científico realizado a una familia de Pergamino que había dictaminado que todos los integrantes sufrían daño genético generado por  las fumigaciones.

Sabrina Ortíz es querellante en la causa, las enfermedades han atravesado de manera constante a su familia e impulsada por la imperiosa necesidad de enfrentar la desidia, decidió continuar con la carrera de derecho y hoy es abogada. Un camino que encontré en la templanza y la valentía, el combustible necesario para enfrentar a un poder dispuesto a todo.

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Pero claro, el agronegocio concentrador de privilegios, especulador y desprejuiciado, lejos de poder refutar un estudio que lo pondría de rodillas,  acudió a su adlátere, el Estado municipal.  El poder político local cómplice de quienes fumigan con venenos, intentó con un fuerte lobby, tenderle una mano buscando apartar al Juez Federal, por el momento ha fracasado.

Cabe destacar que lamentablemente nada es gratis para aquellos que se animan a enfrentar a un poder tan grande como nauseabundo. Por ello, Sabrina Ortíz junto a su familia tuvieron que depender de una celosa custodia policial debido a las deleznables y cobardes amenazas que partían de quiénes tuvieron que morder el polvo fumigado por la acción saludable de la justicia.

Un atentado contra las vidas de su padre y su sobrino, encendería nuevamente las alarmas

El día domingo 5 de julio nuevamente su familia volvería a ser víctima, esta vez un atentado contra la vida de su padre y su sobrino de 14 años, cuando el productor agroindustrial procesado, Fernando Esteban Cortese, les <tiró> violentamente la camioneta, casi provocando un vuelco que podría haber tenido un desenlace fatal.

Cortese ha violado la cautelar varias veces, se le ha sabido secuestrar el mosquito fumigador y sin pudor alguno, decidió alquilar otro en pueblo vecino para continuar con las aspersiones con agrotóxicos

Una espinosa situación que movilizaría a Sabrina Ortíz a realizar la correspondiente denuncia penal en el juzgado federal. “Esta persona es muy peligrosa, la violencia y agresividad forman parte de sus días. Cortese ha violado la cautelar varias veces, se le ha sabido secuestrar el mosquito fumigador y sin pudor alguno, decidió alquilar otro en pueblo vecino para continuar con las aspersiones con agrotóxicos”, le dijo a Conclusión la abogada e integrante de la organización Naturaleza de Derechos.

Visualiza que una camioneta de gran porte de color blanco que viaja en sentido opuesto, se aproxima a una velocidad considerada cambiándose de carril y ubicándose de frente a su vehículo

Sobre la situación vivida por su padre y su sobrino, detalló lo siguiente: “Siendo aproximadamente la hora 11 del domingo 5 de julio, mi papá Pedro Ortíz  junto a Fabricio, mi sobrino de 14 años de edad, regresaban de trabajar por la ruta  32. Mi padre conducía su camioneta en sentido Rancagua Pergamino cuando de repente al atravesar el puente, a metros del  Camping ex Balneario Toro, visualiza que una camioneta de gran porte de color blanco que viaja en sentido opuesto, se aproxima a una velocidad considerada cambiándose de carril y ubicándose de frente a su vehículo. Esto obliga a mi papá a realizar una maniobra que estuvo a nada de generar el vuelco del rodado, ya que el peso de la carga tira a la camioneta por la reacción del giro. Finalmente logra controlar al vehículo y cuando pudo ver al conductor de la camioneta, reconoce que quien manejaba la misma era el señor Fernando Cortese, procesado en la causa por fumigaciones”, indicó.

El miedo tiene su base en que Cortese suele deambular por el barrio de mis padres, incluso para en un domicilio frente al lugar donde residen los mismos

El temor de una familia que conoce a ciencia cierta la peligrosidad de un sujeto que obra con una nauseabunda impunidad. “El miedo tiene su base en que Cortese suele deambular por el barrio de mis padres, incluso para en un domicilio frente al lugar donde residen los mismos. Mi madre se desenvuelve en bicicleta diariamente y teme que este atacante atente contra ella. Sinceramente me encuentro con mucha angustia y si bien estoy aturdida por lo sucedido, no pensamos bajar los brazos”, concluyó.

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El agronegocio envenenador está nervioso, sus impunes movimientos vienen siendo monitoreados por la justicia gracias al accionar valeroso y digno de quienes gritaron <paren de fumigar>. Es imperiosa la necesidad de abrazar un cambio de paradigma en la manera de producir, este modelo agroindustrial extractivista productor de commodities y que lejos está de alimentar a un país como pretende hacernos creer el lobby, se encuentra atravesando una crisis sostenida. Es el momento de avanzar con la agroecología y el empoderamiento de las chacras mixtas, basta de envenenar nuestras vidas.

Foto: Julie Iwela