Por Alejandro Maidana

«Quieren ocultar la infamia que legaron desde siglos, pero el color de asesinos no borraran de su cara.
Ya fueron miles y miles los que entregaron su sangre y en caudales generosos multiplicaron los panes…..» Vientos del Pueblo (Víctor Jara).

El estallido social y las revueltas en Chile que comenzaron en octubre de 2019, para extenderse hasta los primeros meses de 2020, empujaron al pueblo trasandino a ganar las calles con el claro objetivo de torcer una historia escrita con la pluma de la hegemonía. Hasta que el SÍ arrasó en las urnas para decirle basta a la Carta Magna elaborada en 1980 bajo la dictadura de Augusto Pinochet, la Plaza de la Dignidad continuó siendo el epicentro de la exteriorización del hartazgo.

Lo que se iniciaría con una evasión masiva de centenares de estudiantes en el Metro de Santiago por el alza en la tarifa del sistema público de transporte que entró en vigor el 6 de octubre de 2019, empujaría un efecto contagio que nacería al calor de la asfixia social por décadas de políticas neoliberales. Chile despertaría, diría basta, encausaría su presente para construir desde la conciencia social, un país en donde los derechos humanos se refunden desde las bases de una sociedad más igualitaria.

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Las masivas manifestaciones que fueron repelidas por una cruenta represión, se originaron en Santiago para propagarse rápidamente por todas las regiones de Chile, con mayor impacto en las principales ciudades, como el Gran Valparaíso, Gran Concepción, Arica, Iquique, Antofagasta, La Serena, Rancagua, Chillán, Valdivia, Osorno, Puerto Montt y Punta Arenas.

La cifra de hospitalizados superaría los 3.400, las muertes arrojarían el espinoso número de 34, mientras que las personas detenidas rondarían las 9.000. El costo que pagó el pueblo chileno fue muy alto, el status quo defendió sus privilegios a sangre y fuego, situación que no hizo amainar el sueño de una sociedad dispuesta a todo, con tal de no claudicar en su objetivo mayúsculo.

La historia de un joven que se codeó con la muerte

Juan Carlos Pereyra es oriundo de Santiago (Puente Alto), estaba cursando la carrera de Técnico Mecánico, tenía 28 años en el momento que una bomba de gas lacrimógeno impactó en su cráneo, fracturándole el hueso frontal.  Desde ese momento su vida dio un vuelco radical, debió convivir durante un año con un hueco en su cabeza que le recordaría a cada instante, lo decidido que estaba el Estado a no resignar su poder alienante.

Lo que me sucedió el año pasado marcó mi vida para siempre, estuve cerca de no poder contar mi historia producto del impacto de un gas lacrimógeno en mi frente

Hoy, y después de cursar una importante cirugía que le devolvería cierta tranquilidad, decidiría hacer añicos el silencio para que el mundo pueda conocer los padecimientos de un pueblo que no dudó a la hora de romper las cadenas que lo unía con el miedo. “Lo que me sucedió el año pasado marcó mi vida para siempre, estuve cerca de no poder contar mi historia producto del impacto de un gas lacrimógeno en mi frente. Los viernes no existía otro programa, había que reunirse en la Plaza de la Dignidad para decirle basta a un gobierno que no garantiza los derechos humanos básicos”.

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Ese día llegué a la plaza con mi pancarta, sumando mi protesta a la de millones de chilenos y chilenas que entendían que de esa manera no se podía continuar

Un día imborrable, un momento que quedará inmortalizado por siempre. “Ese día llegué a la plaza con mi pancarta, sumando mi protesta a la de millones de chilenos y chilenas que entendían que de esa manera no se podía continuar, la educación y la salud aranceladas solo garantizan que quienes puedan acceder a las mismas sean aquellas familias que gozan de un poder adquisitivo elevado. Recuerdo el preciso momento en que la bomba de gas lacrimógeno impacta en mi cabeza destrozándome el hueso frontal, quedé aturdido, shockeado y bañando en sangre, no sabía qué había ocurrido, solo que no era nada bueno, cuando en ese instante se acerca un manifestante y me dice <te dieron con esto>”.

Me derivaron a la posta donde se me atendió, es preciso destacar que los insumos médicos del lugar distan mucho de los que se utilizan en aquellos centros asistenciales pagos, que para el ciudadano común es inaccesible

La rápida atención médica evitó que el daño originado por un brutal impacto, pudiese empujar a transitar situaciones más severas. “Allí recibí las primeras curaciones, acto seguido los paramédicos indican que hay que realizar un tratamiento rápido para evitar que el daño se complejice, y así evitar consecuencias irreversibles, incluso la muerte. Me derivaron a la posta donde se me atendió, es preciso destacar que los insumos médicos del lugar distan mucho de los que se utilizan en aquellos centros asistenciales pagos, que para el ciudadano común es inaccesible”.

Estaba ejerciendo la libre protesta por causas extremadamente humanas, peleando por mis derechos cuando un carabinero no dudó en hacer lo que hizo

Juan Carlos recuerda haber tocado su frente y encontrar solo un hueco, una situación muy fuerte que lo dejaría en estado de shock. “Estaba ejerciendo la libre protesta por causas extremadamente humanas, peleando por mis derechos cuando un carabinero no dudó en hacer lo que hizo. En Chile la enorme mayoría integra el grupo de ciudadanos de segunda, donde incluso muchos deben tener dos trabajos para poder costearse sus estudios, la atención médica o sencillamente el poder vivir con dignidad. Ningún gobierno desde la vuelta a la democracia ha podido garantizar los derechos humanos básicos”.

Fuimos los jóvenes los que nos enfrentamos a un poder que se creía impune en estas tierras

Estuvo un año sin poder estudiar ni trabajar, su cotidianeidad mutó considerablemente. Este joven vive con su madre y hermana, la primera es viuda, y aún no ha podido cobrar la pensión por los aportes realizados en su momento por su pareja. “Las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) son también un problema que tenemos que erradicar definitivamente, los que salimos masivamente a las calles en Chile tenemos argumentos de sobra para intentar cambiar la historia, fuimos los jóvenes los que nos enfrentamos a un poder que se creía impune en estas tierras”.

Transitar tantos meses con ese hueco en mi cabeza, sirvió para ser blanco de todas las miradas e interrogatorios, una huella que quedará marcada de por vida

La reforma a los sistemas de salud, es uno de los muchos reclamos que enarboló el pueblo trasandino. Como muestra cabal de la incómoda situación a la que está expuesta la sociedad chilena, Juan Carlos debió esperar un año para ser operado. “Volviendo a mi salud, días atrás fui operado, allí se me colocó una placa de titanio para hacer las veces del hueso frontal que después de la cruel agresión sufrida se me destruyó. Transitar tantos meses con ese hueco en mi cabeza, sirvió para ser blanco de todas las miradas e interrogatorios, una huella que quedará marcada de por vida. Cabe destacar que gracias al deficiente sistema de salud que tenemos por un lado, e inaccesible por el otro, me llevó un año de espera la cirugía, una eternidad si tenemos en cuenta el grado de lesión”.

En mi país se ha producido un quiebre definitivo con <Los Pacos>, exigimos que se desmantele la fuerza represiva, Chile despertó y fue gracias a la valentía de millones de jóvenes

El ocaso del modelo chileno tiene a carabineros en el ojo de la tormenta, el brazo armado del Estado que decide quién vive y quién no. “Me es imposible no pensar en la agresividad de los carabineros, ya que familias completas se han volcado a las calles para exigir políticas públicas, es más, detrás de mío en el momento que soy agredido, se encontraban dos menores con sus carteles de protesta, no sé que hubiese ocurrido si la bomba de gas impactaba en sus cráneos y no en el mío. En mi país se ha producido un quiebre definitivo con <Los Pacos>, exigimos que se desmantele la fuerza represiva, Chile despertó y fue gracias a la valentía de millones de jóvenes”.

A los medios de comunicación masivos de mi país no les interesa mi historia, propugnan el olvido, ofician de garantes de las políticas de Piñera y los poderes económicos

Para que las políticas neoliberales se hagan carne en Latinoamérica, la participación activa de los grandes medios de comunicación es vital. “A los medios de comunicación masivos de mi país no les interesa mi historia, propugnan el olvido, ofician de garantes de las políticas de Piñera y los poderes económicos. Existe un cerco mediático muy grande, que tergiversa, estigmatiza y confunde, a nuestra <Primera Línea> en las protestas la denostaron, sostenían que la integraban delincuentes, malvivientes y saqueadores, cuando en realidad eran jóvenes que exponían su cuerpo frenando el avance represivo de carabineros, para que nosotros podamos continuar con nuestro legítimo y pacífico reclamo. Cuesta creer que el afuera considere que Chile pueda ser un <faro> a la hora de imitar ciertas políticas de estado, acá se gobierna para una minoría, mientras que la mayoría debe pelear por sobrevivir lo más dignamente posible. Es evidente que los grandes medios de comunicación informan manipulando la realidad del adentro para que el afuera compre una historia plagada de falsedad”.

 

En Chile no hay vuelta atrás, hemos despertado, nuestras madres y padres no pueden creer lo que hemos logrado, se venció al miedo, a la represión estatal, a la manipulación mediática

Mientras se sigue exigiendo la renuncia de Sebastián Piñera, la elaboración de una nueva Constitución, que gracias a la valiente, masiva y digna protesta sostenida en el tiempo, ha comenzado a forjarse, alumbran el camino de un nuevo Chile. “América Latina debe torcer su rumbo, enfrentar a ese gran poder en conjunto, si Francia, España y otros países europeos no dudan a la hora de manifestarse, porque no lo podemos hacer nosotros. En Chile no hay vuelta atrás, hemos despertado, nuestras madres y padres no pueden creer lo que hemos logrado, se venció al miedo, a la represión estatal, a la manipulación mediática”.

Es intolerable que un país donde el acceso a la educación, salud y jubilación resulta una quimera, se invierta tanto dinero en fuerzas represivas que solo sirven de garante para que los continuos atropellos a los derechos de las mayorías, sigan su curso

Para concluir una extensa, movilizadora y exclusiva charla con Conclusión, Juan Carlos Pereyra compartió una reflexión final. “La Plaza de la Dignidad se convirtió en un espacio de resistencia, de hermandad, el punto de partida para torcer un oscuro presente y de esa manera poder forjar un futuro inclusivo. Es intolerable que un país donde el acceso a la educación, salud y jubilación resulta una quimera, se invierta tanto dinero en fuerzas represivas que solo sirven de garante para que los continuos atropellos a los derechos de las mayorías, sigan su curso sin que se interpele a la casta política y sus negocios. Nada volverá a ser igual, por suerte, Chile despertó”.