Lejos de su país, pero cerca en el sentimiento, los ciudadanos chilenos en Rosario viven la situación que atraviesan sus familiares, amigos y compatriotas con gran angustia. A través del teléfono escuchan en primera persona lo que sucede en las calles de su país. Y a pesar de no estar allí, a la distancia piden el fin de la violencia y la ampliación de derechos para las mayorías que les fueron negados durante décadas.

Según cifras oficiales, son 18 los muertos en las calles de Chile desde el comienzo de las revueltas, que comenzaron por un incremento en el boleto del metro, pero que derivó en manifestaciones en contra del ajuste del Gobierno de Piñera.

Desde el 17 de octubre a la fecha han sido detenidas 2.410 personas, mientras que 535 han resultado heridas. De esas 535, indicó el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), 210 corresponden a heridas por armas de fuego de agentes del Estado.

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Este jueves la Ronda de las Madres se solidarizó y acompañó el reclamo de la sociedad chilena por mayor equidad social. En el lugar, varios ciudadanos chilenos residentes en Rosario expresaron su angustia por la situción, pero a su vez, su firmeza para decirle basta a las medidas económicas que excluyen a gran parte de la población.

En diálogo con Conclusión, Priscilla señaló: “Los chilenos que estamos afuera de Chile estamos con una profunda angustia porque no sabemos qué sucede. Es una situación preocupante porque hay militares vigilando a civiles”.

 

“Además, hay 47 mujeres que declaran que han sido violadas. Repudiamos la presencia de los militares en las calles y le decimos a Piñera que no estamos en guerra”, enfatizó la joven.

Luego, Cintia acotó: “Este presidente ha hecho un gran ajuste. Una maestra tiene que trabajar el doble para poder sobrevivir. No queremos que vuelva la represión como en los 70”.

Norma, por su parte, comentó: “Chile se despertó. No es de ahora, son 30 años de supuesta democracia que no es democracia, el rico es cada vez más rico y el pobre cada vez más pobre”. “Esto duele, es muy triste», dijo llorando la mujer.

“El pueblo está levantado pidiendo una mejor calidad de vida. Salud para todos. El pueblo pide igualdad para todos no para un solo sector”, completó.

 

Milo es un chileno que debió exiliarse en la Argentina apenas comenzó la dictadura de Pinochet en el vecino país, en 1973. El hombre indicó: “La derecha hace siempre lo mismo: retrocede, trata de cambiar alguna de sus políticas y vuelve al contraataque. Ahora se dieron cuenta de que la situación es pesada. Soy un exiliado que me fui en el 73. Es muy duro caminar por la calle y saber de los muertos y las violaciones”.

Lo que nosotros teníamos en los 70 no lo tenemos más, que es salud y educación gratuita. Todo está guardado para una elite social”, cerró Milo.