En estos días se congregaron algunos de los más rabiosos promotores de la guerra contra China, algunos del gobierno de Trump y también del Congreso de Estados Unidos, en el Hotel Trump International de Washington, DC, para trazar sus planes de guerra. “Guerra” no es ningún eufemismo. Para los asistentes a la reunión patrocinada por el Centro Falkirk para la Fe y el Centro Libertad de la Universidad Liberty, China se ha convertido en la imagen del enemigo, y la acusan de fomentar una “revolución cultural” al estilo de la de Mao Zedong en las ciudades de Estados Unidos, al mismo tiempo que propagan deliberadamente el coronavirus.

Entre quienes promueven esta retórica demente y peligrosa está el lunático geopolítico Steve Bannon, el director de comercio y política manufacturera de la Casa Blanca, Peter Navarro, el neoconservador “experto en China” Michael Pillsbury; el fanático de las guerras de “cambio de régimen” y senador republicano por Texas, Ted Cruz; el senador republicano por Arkansas, Tom Cotton; la senador republicana por Tennessee Marsha Blackburn; y varios otros legisladores de la misma inclinación. El senador Blackburn reflejó el tono de la discusión cuando, de acuerdo al diario Washington Examiner, dijo que “la misma filosofía marxista que utiliza el Partido Comunista Chino está llenando las calles de Portland, Chicago e incluso a unas cuadras de aquí donde estamos ahora mismo en Washington, DC”. Blackburn, según se dio a conocer, acaba de publicar un documento la semana pasada donde exige un cambio total en las relaciones de Estados Unidos con China.

Todos los que hicieron uso y abuso de la palabra en esas reuniones culparon a China por no haber detenido la propagación del coronavirus a principios de este año y por ende, la hacen responsable del enorme desempleo que hay en Estados Unidos, el cierre de las escuelas y la perturbación de la vida cívica, así como de la violencia que ha estallado en muchas ciudades. El representante de Texas, Brian Babin, dijo que “tenemos el comienzo de una revolución cultural aquí. Afortunadamente, dijo, el coronavirus ha comenzado a alertar al menos al pueblo estadounidense sobre lo que representa la amenaza china. “Si hay algo que resulta de esta pandemia, es el hecho de que hemos visto detrás de la cortina, y hemos visto la cara del adversario que quiere derribarnos y nos quiere suplantar como la nación número uno en la faz de esta Tierra”, dio Babin.

En representación de la opinión del imperio británico, habló Steve Bannon. En comentarios que hizo luego al programa “Squawk Box” de la cadena CNBC, Bannon se voló la barda y de hecho lanzó una amenaza de muerte contra el Presidente de China, Xi Jinping, cuando advirtió que China y Xi personalmente, están en “las miras de los rifles de Estados Unidos”. Dijo que Estados Unidos debería atacar a Xi y a quienes estén asociados a él a nivel personal, e imponer sanciones y confiscarle sus activos en Estados Unidos. Pero lo más destacado fue que reveló que los cuatro discursos contra China que dieron la semana pasada en sucesión, el Asesor de Seguridad nacional Robert O’Brien, el Fiscal General William Barr, el director del FBI Christopher Wray, y el secretario de Estado Mike Pompeo, reflejan una “estrategia integral y coherente”, según informó la revista Newsweek.

Bannon elogió el hecho de que hay gente en todo el mundo que “están tomando posición” contra China, y que este será el “legado más grande de los ocho años del Presidente Trump en la Casa Blanca”, con lo cual simplemente reiteró la estrategia del imperio británico para asegurar que Donald Trump no se vuelva a reunir ni colaborar con Xi Jinping. En vez de cooperar con China en materia comercial, dijo que Estados Unidos debe proceder a quitarle a China su inmunidad soberana y “romper al dólar de Hong Kong… Es hora de llevar la lucha de manera directa, financieramente, al Partido Comunista Chino”.

Fuente: larouchepac.com